8. El rubí del rey

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Aquella sala ya era lo más común en su a día a día de el concubino, pasaba mas tiempo allí que en cualquier otro lado, todo por que su rey se la vivía allí

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Aquella sala ya era lo más común en su a día a día de el concubino, pasaba mas tiempo allí que en cualquier otro lado, todo por que su rey se la vivía allí. El rey Buhajeruk se había tomado muy en serio el tenerle a su lado y no le interesaba como, pero debía estarlo.

En la mesa había un gran tazón de frutas. El rey las había pedido y aún así no había comido tantas. El joven rey observó como la mano de su concubino se acercaba al tazón y tomaba una cereza entre sus delicados dedos para alzarla. No se iba a enojar por algo tan bobo como una fruta así que lo ignoró y continuó con lo que hacía.

Alexis había cambiado su forma de pensar en los últimos días. Si no podía huir, si su vida iba a ser esta por los siguientes años hasta que muriera, si tenía que vivir por su rey, sólo por y para él, entonces, iba a tener que pensar muy distinto.

Por eso, su vida ahora iba a ser para su rey. Iba a desvivirse por él. Haría lo que quisiera, lo haría estar orgulloso de él hasta por la forma en la que respirara. Para esto iba a necesitar iniciativa en las cosas en las que nunca se imaginó estar envuelto. No importaba si era un tirano, un amargado y cruel hombre que apenas y llegaba a los veinte, lo iba a consentir en todo lo que pudiera.

Llevó aquella fruta a sus dientes y la atrapó para poder separar el tallo de la cereza. Se hizo cargo de que todo esto lo observara su rey. Segundos después y sin dudar lentamente se acercó a él para colocarse sobre su regazo. No importaba lo que decía el rey o como actuaba ante los intentos de seducción, seguía siendo un hombre y todo hombre tenía un limite. Claramente, este hombre en concreto estaba siendo reprimido sexualmente desde la primera vez que tocó a aquella concubina. Pero Alexis iba a tomar esto para su favor, le iba a descargar todo lo que tenía acumulado desde hace...¿meses? ¿Años? No se sabía.

El chico gentilmente frotó su rostro contra el cuello de Buhajeruk, asumió que era un buen comienzo pues era un total ignorante en este tema de lo sexual. Todo lo poco que sabía lo leyó de un libro en la gran biblioteca.

"¿Qué crees qué haces?" Preguntó el rey mirándolo indiferente. "¿Este es otro de tus intentos de escape?"

"No, mi rey.." Con lentitud depositó besos sobre su piel para bajar poco a poco hasta que no hubo más piel para besar. "Quiero servirle. Satisfacer todas sus necesidades. Quiero ser el que tenga en mente cada que necesite quitarse todo ese estrés que carga sobre sus poderosos hombros." Dijo lentamente haciéndole escuchar cada palabra con firmeza. Oír y escuchar no era lo mismo, era una creencia que tenía desde muy pequeño. Ahora mismo quería ser escuchado.

"¿Porqué quisieras eso?" preguntó el rey sintiendo las manos del concubino tocar su pecho para quitar su chaleco de cuero café sin mangas. "Desde el día uno no has querido estar aquí. ¿Y ahora de la nada quieres quedarte?" Bufó.

"En la taberna de mis padres les servía como mesero.." comenzó Alexis a decirle mientras que con lentitud desabrochaba esa pesada camiseta con grandes botones de oro. "Todos los hombres a los que atendía trataban de tomar un pedazo de mí. Una y otra vez." Al desabrochar la camisa pudo ver ese firme cuerpo, esa piel con cicatrices. "Usted no deja que eso suceda desde que estoy aquí. Me protege y me da todo." Susurró para alzar su mirada a los ojos del rey. "Lo mínimo que puedo hacer es aceptarlo como mi rey, la razón por la que respiro y servirle en todo lo que necesite.." con sus manos metidas bajo su chaleco y camisa fue quitando estas de su camino dejando completamente al descubierto el torso contrarío sin quitar del todo estas prendas. "Quiero hacer todo justo como se tuvo que haber hecho desde un inicio."

Heartless tyrant [Spreeckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora