Heartless tyrant [Spreeckity]

18. Dejar ir

El reino estaba patas arriba desde la mañana donde el sirviente real fue a despertar a su rey como siempre lo había hecho. ¿El problema? No lo encontró en su cama, no lo encontró en sus aposentos. ¡Ni siquiera lo encontraban en general! Había desaparecido y todos lo estaban buscando por todos lados como locos. El joven rey no acostumbraba a dormir fuera de su habitación y menos sin su mascota, misma que dormía en una de las almohadas de la enorme cama real.

Mientras, al otro lado del reino, para ser precisos, en los establos, dormía el pelinegro plácidamente entre el heno. El gran caballo negro se encontraba con él, acostado en el suelo con sus patas dobladas y su cuello rodeando a su amo le cubría del frío de la noche y la mañana. Fue difícil lograr que confiara en él, tardó varios días pero lo había conseguido y era lo importante.

Alexis quería un tiempo para dormir. No quería despertar temprano y menos para hacer miles de cosas que no quería hacer, por eso escapó a el casi impecable establo junto a su corcel. En los últimos días había estado conviviendo mucho con este y con el joven Roberto, era agradable saber que él no le intentaba matar ni nada parecido. Y hablando de el chico moreno, cargaba una cubeta en dirección a aquel establo para alimentar al animal, la sorpresa que se llevó al ver a su rey acostado allí fue enorme.

"Su majestad." Le llamaba luego de dejar la cubeta de lado para mover al chico. "Despierte ya, por favor. No debería dormir aquí." Le hablaba con insistencia.

Los ojitos del chico se abrieron con suavidad para encontrarse al chico moreno acariciar al corcel calmándole luego de despertarlo tan repentinamente. Se incorporó para estirarse como si nada pasara, como si fuera normal dormir allí.

"Su alteza, ¿qué hace aquí? Todo el reino está buscándole." Le hablaba ofreciéndole una mano para levantarlo, no fue tan difícil.

"No quería despertar temprano hoy... Siento que podría dormir dos días." murmuró frotando sus ojos.

"Le diré a su sirviente que está aquí." Tan pronto el chico se levantó fue agarrado por el rey deteniéndole.

"¡No le digas que estoy aquí!" Le rogó.

[...]

"Tenga, no es lo mejor pero es algo." El moreno le dejó una papa junto a un trapo en las manos para sentarse junto a él en aquella mesa vieja. "Está un poco caliente, tenga cuidado."

"Hace mucho no comía algo así de sencillo, gracias." Le respondió Alexis antes de comenzar a comer felizmente.

Roberto le miró con una sonrisa mientras que tomaba de su agua con calma. No era alguien de callar sus dudas, así que preguntó. "¿Es demasiado difícil ser rey?" El mencionado le miró curioso. "Para usted, me refiero."