Seokjin
El domingo por la mañana me despierto cuando la alarma suena a las diez. Mi padre está en la ciudad. Es la única explicación por la que pondría la alarma el domingo siguiente a una victoria de fútbol y una noche de festejar intensamente, y bien merecido.
Annika está dormida a mi lado. Ambos estamos desnudos, pero estoy bastante seguro que estábamos demasiado borrachos para tontear.
No hay momento como el presente, entonces.
Me giro hacia ella y rodeo con un brazo su cuerpo durmiente. Cierro los ojos. Pero no me quedo dormido. Mi mente regresa a la conversación por mensaje que tuve. Y la asignación que SinnerThree me pidió que hiciese.
Completa el resto, había dicho.
Había intentado no pensar en ello los pasados dos días. Quiero decir, este trío se supone que sea sobre Annika, no sobre mí. No se supone que esté intrigado por SinnerThree o me pregunte cómo se sentiría tontear con él.
Pero tiene razón. Si vamos a hacer esto, debería tener una idea de cuán lejos quiero llevarlo.
Así que, bien. Haré la tarea. Quiero decir, ¿qué es lo peor que puede suceder? ¿Tendré un orgasmo? Jesús, qué horror.
De acuerdo... hmmm. ¿Cómo quiero que se vea SinnerThree? Musculoso. No hace falta decirlo. Paso mucho tiempo entrenando, así que el físico es importante para mí. Un chico debería cuidarse. Aparte de eso, no sé si tengo una preferencia. ¿Atleta o a la última moda? ¿Tatuajes y piercings, o sin nada? Hay una versión excitante de todo, ¿cierto?
La mano de un hombre. Eso es todo lo que necesito para esta fantasía. Una mano grande y dura envuelta alrededor de la base de mi polla.
Mi polla se despierta.
Oh. De acuerdo, entonces. Supongo que nos gusta cómo suena eso. Bajo una mano y la paso por debajo de mi creciente polla. Logro desbloqueado.
La cuestión es, normalmente evito estos pensamientos. El sexo en grupo es increíblemente excitante para mí, pero no fantaseo con chicos. Es como un país peligroso y en guerra del que me mantengo alejado. Pero SinnerThree dijo que tenía que hacerlo. Así que lo hace un poco menos extraño.
Me permito imaginar una boca. Los labios recorriendo mi eje. Y no unos labios cualquiera, hay una barba incipiente de un fin de semana, tal vez. Está provocando mis muslos...
Y ahora tengo una erección, de forma bastante instantánea. Veranear en mi propia Siria mental es sorprendentemente excitante.
Aparto la mano y beso a Annika en el hombro.
—Despierta, princesa. —Le doy a su suave culo un azote juguetón con mi erección.
—Estoy durmiendo —gruñe. Así que así es como es.
Solo un imbécil molesta a su novia durmiendo por sexo. Le doy un pequeño apretón y luego salgo de la cama para ducharme y afeitarme.
Todavía no se ha movido cuando casi he terminado.
—¡Annika! —exclamo hacia la habitación—. Vamos, soldado. ¡En pie! Muévete.
Un gemido ahogado es todo el sonido que escucho en la habitación. A mi chica le gusta salir de fiesta, demasiado. Simplemente no es tan hábil como yo. Annika siempre es un desastre la mañana posterior.
Mientras me seco el rostro, me doy cuenta que voy a tener que tomar medidas drásticas.
Entrando en la habitación, tiro del edredón, exponiendo su espalda desnuda. Y luego tomo mi teléfono de la cómoda y encuentro una canción con ritmo que sé que le gusta. "Crazy in Love" de Beyoncé comienza a sonar por mis altavoces último modelo.