10: Éxito A Cualquier Medida

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Seokjin

—¡Novatos! —gruño hacia la barra establecida en una esquina de la gran carpa—. Tienen diez minutos para destapar esos barriles.

—¿Cuántos para empezar? —pregunta

Jimmy en su acento sureño.

—Tres. No... cuatro. Empezaremos esta fiesta justo cuando las puertas se abran a las diez.

La última semana ha sido un puro infierno, entre los entrenamientos de fútbol, estudiar para los finales y planear esta fiesta. Pero lo superé, maldición. Va a ser genial.

—¿Jin? —llama Tanner desde la entrada de la carpa—. ¿Estás esperando un florista?

—Oh, mierda. Sí. ¿Te encargarás de ello? Vas a recibir unos cien leis. 

Tanner frunce el ceño.

—¿Como las patatas fritas?

—¡No! Jesús. Es un collar de flores. En Hawái.

—Uh, claro. —Desaparece.

—¿Flores? —comenta secamente Jeon Jungkook. Está de pie en medio de la carpa, supervisando mi trabajo—. Eso no ha podido ser barato.

Lo ignoro, aunque no está equivocado. Eso me costó un buen dinero. Aunque no me importa. Hay alguna clase de presupuesto para la fiesta, pero estoy seguro que lo sobrepasé. La única forma de planear esto rápidamente era evitar mirar los precios. Además, a mi padre no le importará. No si lo estoy gastando para asegurarme la presidencia.

—¡Jin! —Tanner regresa, cargando una caja gigante de leis a la carpa—. Hay como unas ciento cincuenta chicas de fraternidad afuera esperando a entrar. —Su sonrisa es de oreja a oreja.

—¿Solo ciento cincuenta? —bromeo. Pero si vamos a calcularlo en la asistencia, esto es pan comido—. Mantén eso cerca de la puerta. Vas a darle uno a cada chica que entre. Y no olvides la regla, ¿de acuerdo? El código de vestimenta es solo traje de baño. No... que sea ropa de playa — indico, cambiando de idea. No todo el mundo quiere vestir un traje de baño en público—. Solo tiene que parecer como si lo intentasen.

—¿Vamos a congelarnos los culos? —se queja Jako. Está de pie junto a su amigo Jeon Jungkook, y ambos parecen disgustados.

—¿Crees que no he pensado en todo? Bueno, lo he hecho. — Chasqueo los dedos a los novatos en la esquina—. Es el momento, chicos. Enciendan las lámparas.

Jimmy se apresura a cumplir mi orden. Un momento después, el cálido brillo naranja de las lámparas de calor ilumina nuestros rostros.

Jeon Jungkook y Jako inclinan los rostros hacia arriba, admirando el trabajo manual. Jako en realidad silba.

—Por amor de Dios —se queja Jungkook—. Intenta no parecer tan impresionado.

Su amigo se ríe.

—Amigo, estamos en la playa. En diciembre.

—Qué original —se mofa Jungkook con una sonrisa—. Una fiesta playera en una casa de fraternidad. ¿Quién lo habría pensado? —Pone sus odiosos ojos en blanco.

Aunque en parte tiene razón. Muchas fraternidades han hecho fiestas playeras... en primavera. Llenar nuestro patio con dos cargas de arena no es una idea nueva. ¿Pero hacerlo en este momento del año? Muy divertido.

—Mira, Jungkook. Gracias por la útil crítica. Pero esto va a ser alucinante, la única fiesta de invierno en el campus con invitados medio desnudos bailando hasta el amanecer. Y ni siquiera destrozará nuestra casa, como pasa en la mayoría de fiestas en invierno. De nada.

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