12: Demasiado Mal Que Odie Compartir

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Jeon Jungkook

El lunes, tenemos nuestra reunión capitular, donde repasamos el calendario, el presupuesto y cualquier problema que pueda surgir. Son tan terriblemente aburridas como suenan, aunque entiendo por qué son necesarias.

Si no llegas antes para estas reuniones, no consigues asiento, pero aunque llego cinco minutos antes del horario, todavía soy relegado a un sitio de pie contra la pared.

Hasta que Tanner, de toda la gente, dice: —Jungkook, siéntate aquí. Anthony, aparta tu culo.

Intento no alzar las cejas. He estado recibiendo muchos elogios de los chicos después del éxito anoche, pero Tanner es del Equipo Seokjin.

¿Desde cuándo los amigos de Seokjin me piden que me siente con ellos? ¿Y sacando a Anthony del sofá, además? ¿Esta es una dimensión alternativa?

Aun así, no voy a mirarle los dientes a caballo regalado.

Me siento en el sofá junto a Tanner, mientras lentamente el estudiante de segundo año, Anthony, se dirige hacia la pared.

—Oye —comenta Tanner—. Adivina quién me envió un mensaje esta mañana.

—¿Quién?

—Cassidy —contesta, y hay un tono sonrojado en sus mejillas—. Voy a llevarla a cenar el viernes.

Asiento con aprobación.

—Bien hecho. Es una chica dulce. —De hecho, Cassidy es una de mis bailarinas favoritas en Jack's. Me llevo bien con todas las mujeres, pero siento algo especial por Cassidy, no solo porque es muy dulce, sino porque ambos crecimos en Darby. Los locales tenemos que cuidarnos entre nosotros.

—No puedo creer que seas amigo de todas esas strippers —protesta Paxton desde el otro lado de Tanner. Suena envidioso—. Eso es jodidamente genial, hermano.

Simplemente me encojo de hombros. Pero en el interior, alzo el puño. Arrasé con mi fiesta de ayer. Incluso Kim lo sabe; su gesto era más oscuro que una tormenta mientras observaba a todos sus amigos bailar y flirtear con mis chicas hasta altas horas de la madrugada.

Cassidy y compañía tampoco se están quejando. Les pagué un salario por hora por servir la cena, pero luego los hermanos les pusieron mucho más dinero en efectivo en las manos. Y nadie llevó las cosas demasiado lejos, gracias a Dios. Solo tuve que recordarle a un hermano borracho de segundo año que no estaba permitido tocar a las bailarinas.

—¿Vamos a empezar o qué? —gruñe Judd desde el otro sofá—. Tengo mierda que hacer.

Brad, nuestro secretario, pasa lista en una carpeta. Junto con enviar comunicados a nuestros correos electrónicos, este debe ser su único trabajo. Nada de habitación gratis para ti, imbécil.

—De acuerdo, señoritas —comienza Reed, nuestro presidente—. Tenemos muchos puntos de importancia que tratar antes de darnos un festín de perritos calientes, cerveza y el partido de hockey. Vamos, Bruins.

¡Primero! Una investigación sobre una cosa que se ha perdido. ¿Alguien ha visto el desatascador que pertenece al baño del segundo piso? Si esto es alguna clase de broma, ¿podemos terminarla?

Me siento mientras varias teorías son elaboradas y rechazadas. Alguno hace una moción para comprar un nuevo desatascador y la moción es aprobada.

Mi mente vaga, al igual que mi mirada. Seokjin está sentado en uno de los sillones frente al sofá, vestido con una camisa de vestir, las mangas enrolladas un poco para exponer sus antebrazos musculosos. Tengo que preguntarme si se puso esa camisa para verse más presidencial. O si enviar camisas a la lavandería es simplemente más fácil para él que hacer la colada como una persona normal. Tal vez simplemente le gusta vestir como un modelo de Vineyard Vines.

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