Estábamos caminando hacia nuestro hogar con Alexis, un poco borrachos después de todo lo que tomamos pero podíamos estar de pié, a tropezones pero de pié.
- Todos a trabajar,
las rosas hay que pintar
y todas rojas quedarán,
muy lindas se verán.
Las rosas hay que pintar,
muy rojas han de quedar - murmuro con una sonrisa mientras voy pateando unas piedritas
- Todavía te acordás de esa canción - habla mí hermano con una sonrisa al igual que yoSolamente asiento con la cabeza provocándome un pequeño mareo, nota mental, empezar a controlar lo que tomo - Me acuerdo hasta de el cuento de el país de las maravillas -
-Pero hay que obedecer,
rojas tendrán que ser,
ser, ser, ser, ser, ser, ser, ser...
Rojas se van a ver
las rosas de este jardín - susurra con un poco de nostalgia en su voz- ¿Pero por qué, Señor del Tres, las pintan de carmín? - canto dándole un pequeño empujón y un pequeño baile con el cual me acompaña
- ¿Eh? ¡Ah!
Pues, pues verá usted.
Plantamos las rosas blancas por error y...
La Reina nos encargó
que rojas debieran ser.
Si blancas ve, nos matará
y nos degollará - termina y pone su brazo encima de mí hombroCaminamos un rato más en silencio, con la misma posición, bajo la luz de la luna y algunas personas que volvían de alguna junta o fiesta. Estábamos por doblar en una esquina pero mí acompañante me arrastró suavemente hacia el otro lado.
- No sé si tenés amnesia pero nuestra casa está del otro lado - digo señalando el verdadero camino
- Lo sé, pero no quiero terminar esta noche - habla con relajación dándome una pequeña sonrisa
No sé cuánto tiempo estuvimos caminando, o cuánta distancia hicimos que llegamos a los límites de la ciudad, donde comenzaba el bosque y se veía un poco la playa.
- Ella decía que por acá estaba el árbol por el cual viajó - dije con nostalgia parandome enfrente del hermoso lugar - Que siguió al con... - empiezo a sentir golpes en el hombro haciendo que me voltee
- ¡Un conejo blanco! - grita y observo al animal con un traje y un reloj de bolsillo
- No, no, debemos estar alucinando - dije frotando las manos en mis ojos desesperada
- ¡Hay que seguirlo! - agarra mí mano para correr atrás del conejo
Lo seguimos adentro del bosque, por suerte la luna daba suficiente luz para ver el piso y no caernos y nos paramos en seco cuando lo perdimos de vista.
ESTÁS LEYENDO
Alai y el país de las maravillas
Novela JuvenilAlicia siguió viajando por el mundo en su barco, con su imaginación intacta y con dos acompañantes, su hija, Alai y su hijo adoptivo Alexis ¿Qué puede pasar si la locura se hereda? ¿Qué puede pasar si llegas a otro mundo? ¿Qué puede pasar con los de...