Capítulo 31

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El vestido lo veo ahora más hermoso, se ajusta a mis curvas como una segunda piel

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El vestido lo veo ahora más hermoso, se ajusta a mis curvas como una segunda piel. Realza mi silueta con una tela de raso roja, ribeteada con pedrería y encaje blanco, con aberturas a ambos lados de mi cuerpo cubiertos de muselina, sugerente pero elegante. El escote es lo suficientemente recatado para una fiesta como esta, pero tremendamente provocador con un pico en V que queda justo entre mis pechos. Ajustado hasta mi cadera, y cae con una falda abierta hasta el suelo jugando entre la muselina y el raso, dejando el lateral de mi pierna a la vista si camino muy rápido, pero recatado si estoy parada.

Solo hay una palabra, ESPECTACULAR, mi abuela se ha superado.

La peluquera ha recogido mi cabello en un moño bajo, y me ofrece el antifaz, después de maquillarme, a juego con el traje negro de Dante, el aún no ha visto el vestido, ni siquiera puede imaginarse nada parecido. Y estoy ansiosa por ver su reacción.

Bajo despacio la escalera y puedo verlo de espaldas a mi, hablando con Phillip. El mayordomo se queda mudo al verme, contemplándome bajar como si fuera una aparición, mi marido se gira extrañado cuando su fiel servidor no le contesta y su cara me lo dice todo.

Se queda parado viéndome bajar, sus ojos brillan de admiración al llegar hasta él y me sonrojo tímidamente cuando no me dice nada.

—¿Qué te parece? —susurro, ruborizándome.

No me contesta, no aparta los ojos de los míos.

—Creo que te falta un último detalle —abre una caja que lleva en las manos y el collar de diamantes me deja boquiabierta.

Phillip se inclina hacia mi marido, susurrando algo en el oído y este asiente, haciendo que el hombre salga corriendo escaleras arriba.

—¿Qué te ha dicho?

—Que no llevas pendientes.

—Ah —me toco las orejas, volviendo a sonrojarme.

—Date la vuelta —obedezco y no tarda en ponerme la gargantilla al cuello, rozando mi piel con sus dedos en una lenta caricia, se inclina y puedo notar su aliento en mi cuello cuando me da un pequeño beso.

Cierro los ojos conteniendo las lágrimas, justo cuando el mayordomo regresa jadeando y con otra cajita en las manos.

—Señor —le tiende la cajita y me mira con admiración. —Si me lo permite, está realmente hermosa, señora —me hace una reverencia y se marcha hacia la cocina.

—Gracias, Phillip.

Me giro de nuevo hacia Dante, que me mira con la misma admiración en los ojos, abre la caja y saca unos pendientes de rubíes que hacen juego con el vestido.

—¿Mejor? —le ofrezco mi mejor sonrisa, y me la devuelve, haciendo que le brillen los ojos cuando coloco las gemas en mis orejas.

—Que ganas tengo de emborronarte ese maquillaje de la cara —me levanta la barbilla con los dedos y se muerde los labios, fijándose en mi boca.

Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora