El baile solo es otro evento social donde la gente se pavonea a ver quien es mas rico o tiene más poder, y en eso he salido ganando. No hay hombre que se pueda igualar a mi marido en este salón, y eso me hace caminar como una reina a su lado.
Todas las mujeres allí presentes sé que matarían por alcanzar mi posición, devoran a mi hombre con la mirada, algunas disimulan y otras babean delante de mi cara, pero todas son ignoradas, ya que el hombre que me lleva del brazo solo tiene ojos para mi.
Y he sido una estúpida al pensar que otra mujer pudiera acercarse a él lo suficiente como para pegarle su perfume.
Solo necesito inclinar mi rostro, apretar mis dedos en su brazo o susurrar para que ponga una alfombra roja a mis pies. Cada vez que nos paramos y me distraigo, lo pillo devorándome con la mirada. Sus manos me buscan continuamente, pendiente de mis gestos, pendiente de mis andares, pendiente de mis deseos.
—¿Vino?
—No, gracias.
Dante vuelve a mirarme, extrañado una vez más, me agarra de la cintura, pegándome a su cuerpo, y agacha su cabeza para susurrarme.
—Es tu vino preferido.
Lo miro, con nuestros rostros pegados el uno al otro y sus ojos arden al tenerme tan cerca.
—No quiero que se me suba a la cabeza —rozo ligeramente mis labios en los suyos, en un gesto provocador, y me alejo, pidiéndole al camarero una copa de agua, que asiente y sale raudo a por mi petición.
—¿Hay algo que deba saber? —vuelve a susurrarme al oído cuando regreso a su lado.
—No, todo bien.
—No me mientras —sentir su aliento en mi cuello me produce un escalofrío que me recorre la espina dorsal.
—Está todo bien, Dante —me giro, con la copa de agua en mi mano y brindo con la suya, intentando disimular ofreciéndole mi mejor sonrisa.
—No uses esa sonrisa conmigo, te conozco, Patrizia, ¿Porque no quieres beber alcohol? —sube el tono de voz, y me pone nerviosa que tengamos tanta gente alrededor.
—Baja la voz, no voy a decirte nada aquí.
Me coge la barbilla con los dedos, y me alza el rostro para obligarme a mirarlo. Sus ojos brillan peligrosamente. Me agarra la mano y tira de mí sin cuidado, llevándome a la terraza.
—Habla —empieza a caminar como un león enjaulado, más nervioso de lo normal.
—Solo tengo un retraso.
—¿¡UN QUÉ!? —me mira, sorprendido.
—Por favor, Dante, cálmate.
—¿Que me calme? Voy a matar al ginecólogo, por qué cojones no me ha informado.
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Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]
RomanceLo que empezó siendo tu ilusión, se convirtió en la peor obsesión de él. Un romance explosivo, dominante y ardiente. Actualización: Completado : Borrador En proceso : ✔️ Verificado y editado [Me siento en la libertad de variar la historia y su conte...