High School DxD: Magus

Capítulo 10 : Trabajo en paralelo

La última semana de mayo marcó el fin de la floración de los cerezos y el comienzo de la temporada de lluvias en Japón. Desde entonces hasta finales de julio, casi todas las semanas se vieron afectadas por al menos una tormenta, lo que mantuvo el follaje vivo y verde hasta bien entrados los meses de verano. Las temperaturas también fueron exquisitamente moderadas, incluso con la humedad en constante aumento que se avecinaba.

Este sábado, un descanso soleado de las últimas lluvias en Kuoh Town, Connor tomó el camino más largo hacia la academia, disfrutando del clima tal como era. Caminando paso a paso a su lado, vestida con el uniforme de chicas de la Academia Kuoh y luciendo la misma sonrisa brillante que lucía todas las mañanas, estaba Asia Argento.

En las dos semanas que transcurrieron después del intento del Diablo de raptarla, se había recuperado con un entusiasmo notable. Se había tomado en serio sus palabras sobre que este sería un nuevo comienzo, o al menos eso parecía. Poder comunicarse adecuadamente con los lugareños también fue un gran impulso para su confianza. El hechizo de traducción que Connor le enseñó le abrió un mundo de posibilidades a la monja exiliada, y no podía esperar a ver qué más tenía ese mundo para ofrecerle.

En otro orden de cosas, Tobio le entregó el domingo el pago prometido por el trabajo de investigación. Su bonificación, según lo decidido por Azazel, era una variedad de Llaves Negras elegidas del grupo que Tobio había matado en la iglesia. En general, las Llaves eran incluso más pesadas en la parte superior que su espada rúnica, y por lo tanto no eran armas cuerpo a cuerpo ideales, pero eran excelentes plantillas para usar en hechicería. Con la implementación correcta, incluso podrían ser más efectivas que sus piedras rúnicas, pero con un suministro limitado, tenía que tener en cuenta sus condiciones.

El lunes siguiente, Sona le había presentado una oferta de beca para estudiar en Asia. La chica lloró de alegría cuando le dio la noticia esa noche, y dijo que era el mejor regalo de cumpleaños que había recibido. Aclaró que su decimoséptimo cumpleaños había sido el 11 de mayo, pero que la idea de poder ir a la escuela compensaba con creces el hecho de no poder asistir.

Como Connor había esperado, Asia se convirtió en una celebridad instantánea entre la población estudiantil una vez que se conoció su nombre. Las chicas de tercer año e incluso de segundo año se deshacían en elogios hacia ella como se deshace en elogios hacia su hermana menor, y las personas con las que hablaba se volvieron tan protectoras con ella como lo era Connor.

¡Incluso consiguió un título y un equipo de guardaespaldas en su primer día sin proponérselo! Cada vez que se aventuraba a salir al pasillo o a una de las salas del club o del laboratorio de la escuela, Connor veía que siempre había al menos uno o dos miembros del Club de Kendo allí con ella. Como fieles sirvientes del heredero de un señor de la guerra samurái, actuarían como escudo para la 'Principessa di Kuoh' (Princesa de Kuoh) contra cualquier chico que entrara, siendo él la única excepción a la que dejaban pasar.

Esa era la mayor pista de por qué actuaba como lo hacía con ella, y era agradable saber que no era solo su habitual actitud posesiva. Era simplemente la primera víctima de su inocente carisma. Podía convencer a cualquiera para que la protegiera.

A partir de ahí, por primera vez en mucho tiempo, se estableció una rutina cómoda. Los dos estudiantes extranjeros se iban a la escuela, tenían un día lleno de acontecimientos, o incluso uno normal, y luego regresaban a casa sin problemas. Al final de cada día, Asia hablaba de las personas que había conocido y de las cosas nuevas que había aprendido. Cada día era una nueva aventura para ella.

Por supuesto, también había otros estudiantes varones con los que lidiar, en particular Tonto y Retonto (Matsuda y Motohama) que intentaban inútilmente ganar tiempo con la "rubia tetona". Los dos incluso confrontaron a Connor sobre su relación con Asia, llorando y quejándose de lo injusto que era que tuviera a la nueva chica para él solo. Los despidió con un recordatorio amistoso de que el Bruiseball no era una moda pasajera.