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Esa noche, después de haberse relajado tras un día largo en el circuito, Charles Leclerc no podía quitarse de la cabeza la impresionante dedicación de Alessia. La idea de que una fan hubiera creado una presentación tan detallada, y en francés, simplemente para demostrar su admiración por él lo conmovió profundamente. Decidió que tenía que hacer algo más que solo compartir su video. Así que, impulsado por ese sentimiento, buscó el número de contacto de la organización encargada del sorteo de boletos de la Fórmula 1.
Tras algunos intentos, finalmente consiguió hablar con un representante. Respiró hondo antes de empezar, sabiendo que su propuesta sería algo inusual.
—Hola, buenas noches. Soy Charles Leclerc, piloto de Ferrari —comenzó con voz calmada, aunque por dentro la emoción lo embargaba—. Quería hacer una consulta sobre una participante de su concurso... una chica llamada Alessia.
El representante, claramente sorprendido por la llamada, intentó mantener la compostura.
—¡Buenas noches, señor Leclerc! Claro, Alessia está participando en el sorteo para ganar cuatro boletos para la carrera en México. Hemos visto su video... fue bastante impresionante, especialmente porque lo hizo en francés. Todo el equipo está asombrado por su dedicación.
Charles esbozó una sonrisa. Sabía que Alessia era especial, pero escuchar cómo la organización también estaba impresionada lo motivó aún más a seguir con su plan.
—Me alegra saberlo —respondió—. De hecho, quería preguntar si sería posible que Alessia recibiera los boletos... pero no para la carrera en México. Me gustaría que fuera una de las ganadoras, pero con boletos para el Gran Premio de Mónaco.
Un silencio incómodo se apoderó de la llamada. Charles podía sentir el desconcierto al otro lado de la línea. El representante finalmente habló, su tono más cauteloso.
—Eso sería complicado, señor Leclerc. El sorteo está destinado específicamente para la carrera en México, y cambiar los boletos implicaría mucho papeleo, sin contar los costos adicionales de viaje y alojamiento en Mónaco. Además, el proceso de selección es completamente aleatorio y legalmente regulado. No podemos simplemente elegir a un ganador.
Charles suspiró. Sabía que su petición no era sencilla, pero no estaba dispuesto a darse por vencido tan fácilmente.
—Entiendo que sea complicado, pero escúcheme —dijo Charles, ahora con un tono más persuasivo—. Alessia es una fan increíble, y no solo ha demostrado su pasión por mí y por la Fórmula 1, sino que además ha puesto todo su esfuerzo en un trabajo que no muchos harían. Me encantaría poder darle una sorpresa que realmente no olvidará.
El representante dudó por un momento antes de responder.
—Mire, señor Leclerc, si me está pidiendo que la hagamos ganar deliberadamente, podríamos meternos en problemas. La rifa está sujeta a normas estrictas. No podemos simplemente otorgarle los boletos porque nos lo pida.
Charles, sintiendo que la conversación se estaba complicando, decidió dar un giro más audaz.
—Bueno, digamos que… si Alessia no gana estos boletos, me sentiré muy decepcionado, y podría mencionarlo durante las entrevistas previas a la carrera. Después de todo, sería una lástima que se supiera que una organización tan prestigiosa no reconoce el esfuerzo de una fan que ha hecho más que muchos otros participantes.
El silencio que siguió fue tenso. Sabía que había cruzado una línea, pero estaba dispuesto a hacer lo necesario. No era una amenaza directa, pero sí lo suficiente para poner presión.
El representante, visiblemente incómodo, respondió con voz entrecortada.
—Eh... Señor Leclerc, entiendo su punto, pero... esto no es algo que podamos arreglar de inmediato.
Charles, percibiendo la incomodidad del otro lado, decidió suavizar el tono.
—No estoy pidiendo que rompan las reglas —dijo, más relajado—. Solo que consideren cómo una pequeña excepción podría cambiar la vida de alguien. Si me prometen hacer todo lo posible para que ella y sus amigos puedan asistir a Mónaco, estaré muy agradecido. No es algo que haga muy seguido, pero Alessia lo merece.
El representante suspiró al otro lado de la línea.
—Sería mucho papeleo, y posiblemente complicado. Pero... trataremos de ver qué se puede hacer. Le avisaremos si hay alguna posibilidad de ajustar los premios.
Charles sonrió, sabiendo que había logrado su cometido.
—Gracias. Estoy seguro de que podrán resolverlo. Manténganme informado.
Pasaron unos días antes de que Charles recibiera noticias. La organización había hecho algunos ajustes en la lista de ganadores, y finalmente, Alessia y sus amigos fueron seleccionados para asistir al Gran Premio de Mónaco. Aunque los boletos estaban destinados originalmente para la carrera en México, un “error administrativo” había hecho que ahora viajaran al glamuroso evento en el circuito de Montecarlo.
Cuando Alessia recibió el correo con la notificación, casi se desmayó. No solo había ganado, ¡sino que además asistiría a la carrera más emblemática del calendario! Sus amigos no podían creerlo cuando ella les mostró los boletos, y entre gritos y saltos de alegría, comenzaron a planear el viaje de sus vidas.
Mientras tanto, Charles se recostó en su asiento en el hospitality de Ferrari, sonriendo para sí mismo. Sabía que había hecho lo correcto, y no podía esperar para ver la reacción de Alessia cuando descubriera que su piloto favorito había estado detrás de todo.
