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La brisa nocturna de Mónaco acariciaba suavemente las hojas de los árboles, creando una sinfonía suave mientras las estrellas brillaban con una intensidad inusual en el cielo despejado

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La brisa nocturna de Mónaco acariciaba suavemente las hojas de los árboles, creando una sinfonía suave mientras las estrellas brillaban con una intensidad inusual en el cielo despejado. La terraza del departamento de Charles estaba iluminada con luces cálidas que colgaban sobre sus cabezas, creando una atmósfera íntima y encantadora. Todo estaba perfectamente planeado; Charles se había asegurado de que esa noche fuera memorable, especialmente para Alessia. Había elegido la música con cuidado, cada melodía resonando en un equilibrio entre la suavidad y el ritmo alegre que invitaba a relajarse y disfrutar.

Alessia estaba radiante, su risa llenando el aire mientras charlaba animadamente con Agustín y Alana, quienes también parecían encantados con la velada. Ricardo, como siempre, hacía de las suyas, contando historias y anécdotas que arrancaban carcajadas a todos, especialmente a Charles, quien observaba la escena con una sonrisa de satisfacción. Ver a Alessia tan feliz le producía una dicha indescriptible, una sensación que lo hacía sentir más ligero, como si cada sonrisa suya borrara una carga invisible de sus hombros.

Sin embargo, aunque la fiesta continuaba con risas y música, Charles no podía evitar que sus pensamientos giraran en torno a Alessia. En las últimas semanas, algo dentro de él había cambiado. Ella había despertado una faceta que él no sabía que existía, una vulnerabilidad que lo hacía sentirse al mismo tiempo ansioso y emocionado. Y, en ese preciso instante, mientras ella se apartaba un poco de la multitud para contemplar el cielo, él sintió la necesidad ineludible de acercarse.

Con pasos decididos pero silenciosos, Charles se dirigió hacia ella. La brisa marina acariciaba el cabello de Alessia, y él no pudo evitar sonreír al verla tan absorta en las estrellas, como si estas le susurraran secretos. Cuando llegó a su lado, sus miradas se encontraron, y Charles sintió una conexión que trascendía las palabras.

-¿Disfrutando de la vista? -preguntó en voz baja, como si temiera romper la magia del momento.

Alessia sonrió, sus ojos brillando bajo la luz suave de las estrellas. -Es una noche hermosa. No puedo creer lo afortunada que soy de estar aquí, contigo -respondió, regresando su mirada al cielo, aunque sin poder ocultar el leve rubor en sus mejillas.

Charles sintió una calidez en el pecho al escuchar sus palabras. Respiró hondo, como si el aire de esa noche le llenara de una valentía especial, y se acercó un poco más. Extendió su mano hacia ella, con una mezcla de timidez y audacia que solo Alessia podía provocar en él.

-¿Te gustaría bailar? -le preguntó, sus ojos reflejando un brillo que Alessia no pudo ignorar.

Ella lo miró sorprendida, pero sus labios formaron una sonrisa antes de tomar su mano. Charles la guió al centro de la terraza, donde las luces colgantes formaban un círculo de intimidad. Justo en ese instante, la música cambió, como si el destino hubiera decidido regalarles una melodía suave y romántica. Sin decir una palabra, Charles colocó una mano en la cintura de Alessia, y ella, en respuesta, rodeó su cuello con sus brazos.

24/7 ▬▬ Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora