Cuando la pequeña, Min Hyesun, nació, a diferencia del día primaveral que esperó a su hermanito Soobin el día de su nacimiento, a ella le esperaron unos días muy fríos en uno de los palacios del ducado de Daegu, a las afueras de Seúl.
Otro elemento que hizo la diferencia en su nacimiento y al de Soobin fue que nadie a excepción de la familia imperial sabía de su existencia por órdenes de su madre, la emperatriz, Jimin.
Yoongi muy cansado se encontraba dormitando en una incómoda silla esperando a las afueras de la habitación de Jimin, ya qué, su pequeña Hyesun no se había apegado para nada al día que los médicos imperiales le dijeron que nacería, su llegada al mundo fue imprevista.
Jimin por su lado se encontraba exhausto y ni bien había recuperado la conciencia pidió insistente la presencia de su marido.
—Estoy aquí, siempre voy a estar aquí, mi ángel. —dijo Yoongi ingresando a la habitación que Jimin había elegido para entrar en labor de parto.
—Yoongi... Amor. —susurró Jimin al borde de las lágrimas.
—Shh, hiciste un buen trabajo mi amor, me estás haciendo el hombre más feliz del mundo por tercera vez.
Jimin extrañado preguntó:
—¿Por tercera vez?
—Así es, mi amor, la primera vez que me hiciste feliz fue cuando te conocí, la segunda, cuando aceptaste ser mi prometido, la tercera, cuando aceptaste ser mi amado esposo, la cuarta, cuando nos regalaste a Soobin y ahora, Dios cariño, es la maldita quinta vez, perdí la cuenta en sí, porque tu mera existencia me hace ser el hombre más feliz del mundo, no, del universo.
Jimin nervioso solo se sonrojó a más no poder, si bien él ya conocía lo halagador que era su marido, él aún actuaba como si recién fueran novios.
—Yoon, creo que ahora que la niña nació, es hora que el pueblo sepa que tiene a una nueva princesita.
—Lo sé cariño, lo sabrán, ya mandé a alguien a hacer publicidad y a organizar festividades.
—¿Tan pronto?
—Es lo propio, después de todo, tú los trajiste al mundo amor, no hay nada mejor que celebrarlo, celebrar tu vida siempre debe ser muy especial e importante, mi amor.
Yoongi se acercó más a su esposo y le propinó un beso suave y lleno de sentimientos.
—Mi amado y adorado esposo, siempre te voy a amar. —le dijo a Jimin tomando su rostro.
—Por favor mi amor, no permitas que nadie nos separe. —susurró Jimin devolviéndole la mirada a su marido.
—Nunca, sobre mí cadáver mi amor.
Yoongi tomó sus labios y le estampó un beso profundo que le quitó el aliento a Jimin. Yoongi por su parte intentó decirle algo más a Jimin, hasta qué, su ayuda de cámara, Seokjin, interrumpiera la escena.
—Lamento ser tan inoportuno, su majestad imperial.
Yoongi algo fastidiado se separó de su esposo y le dirigió una mirada nada amigable a Seokjin.
—¿Qué pasa? —cuestionó.
—El Conde de Minet desea verlo, dice que su visita es de interés suyo y de la corona en general.
—El Conde de Minet? ¿No se suponía que Génova ya no es más una monarquía?
—Desconozco esa información, su majestad imperial, pero Minet ha mencionado a su majestad imperial, la emperatriz.
—¿Qué ha dicho de mí consorte? —preguntó aún más interesado Yoongi.
—Ha llenado de halagos a su majestad imperial, también dijo de que el pueblo de Génova le tiene un alta estima a nuestra emperatriz, su majestad imperial.
—¿El Conde de Minet? No he odio de él. —dijo Jimin.
—Si me permite, su majestad imperial, el ilustrísimo, Conde de Minet, pertenece a una de las familias más antiguas, tradicionales y aristócratas de Génova.
—De todos modos, si ha venido desde tan lejos, así sea un simple campesino necesita ser atendido. ¿No son los principios de su imperial majestad?
Yoongi se quedó viéndolo atento un buen rato.
—Lo son, su majestad imperial. —respondió Yoongi usando el título de su amado consorte que odiaba usar sus títulos.
—¡Yoon! —exclamó Jimin mientras sonriente regañaba a su esposo y agarraba una almohada de su cama.
—Jajajaja mi pequeño consorte detesta qu-
Antes de que Yoongi pudiera terminar con su oración, Jimin le aventó la almohada en la cara.
Seokjin mantuvo su seriedad evidenciando su profesionalismo frente a esa situación pero por adentro le alegraba el corazón al saber que su emperador, Yoongi demostrada su verdadero ser con su consorte.
—¿Qué debo responder por usted, su majestad imperial. —dijo dirigiéndose a Yoongi.
—Dile que me espere, voy en seguida. —ordenó Yoongi.
Seokjin asintió y abandonó la habitación de los emperadores.
Yoongi esperó que SeokJin saliera de la habitación para subirse a la cama nuevamente y acorralar a Jimin y plantarle un beso lleno de deseo.
—Voy a ir donde el Conde. —beso. —Te echaré de menos, procura descansar. —beso. —Cuando vuelva espero que hayas descansado lo suficiente. Te tengo una sorpresa. —beso. —Te amo. —dijo y salió de la habitación dejando a Jimin al cuidado de sus doncellas.
Cuando Yoongi se acercaba al salón donde el Conde le esperaba se cruzó con una de las damas de la corte de su esposo.
—Por favor, que a mí consorte le revise un médico. —le ordenó.
La mujer viendo que era una orden directa hizo una profunda reverencia.
Yoongi dejando atrás a la mujer ingresó al salón en busca del mencionado Conde.
—Reciba mi cordial saludo, su majestad imperial. —dijo el Conde de Minet en lo que hacía una marcada reverencia.
Yoongi asintió después de sentarse en la cabeza de la mesa de aquel salón.
—Su majestad imperial, los asuntos por los cuales necesito su especial atención son de carácter muy urgente e importante.
Yoongi interesado arqueó su ceja.
—¿Cuales son sus asuntos? —preguntó.
El Conde viendo qué su majestad imperial posiblemente estuviera ocupado decidió preguntar.
—Usted comprenderá que actualmente Génova no tiene soberano alguno, desde nuestra amada monarca Maria Cecilia nosotros los Genoveses no tenemos un soberano digno de nuestras tierras y en la última reunión con todos los nobles aristócratas de nuestra amada patria decidimos elegir a una nueva reina.
—¿Su nueva reina tiene relación con nuestra familia? —preguntó Yoongi interesado.
—Por votación unánime se decidió que vuestra majestad imperial, la emperatriz de Corea, acepte el título de Reina absoluta de Genova.
—¿Mi consorte? —volvió a preguntar Yoongi.
—Si, su majestad imperial. Pero no sé si, su majestad imperial estará de acuerdo.
—Yo no podría decirte si lo estará, mi Jimin es con quién deberías tener está conversación en todo caso.
—¿Usted podría persuadirlo? —preguntó vacilante el Conde.
—Lo haré, pero todo depende de él, es a él a quien debes buscar.
—Gracias, su majestad imperial.
Yoongi asintió y a pasó firme volvió a las habitaciones junto a Jimin y a sus hijos dispuesto a llevarles la buena nueva.
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Holaaaa que hacen?
Aquí yo con Andrés el que te visita cada mes enserio me estresa estar así ufa 😔
By: Sugus ✨
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THE EMPIRE - YOONMIN
FanfictionA veces el amor llega a nuestras vidas de manera inesperada. Park Jimin, doncel y segundo hijo del duque y la duquesa Park, no fue elegido por su majestad imperial, la emperatriz, como primera opción para su hijo, el futuro emperador de Corea. Sin e...