THE EMPIRE - YOONMIN

No es un adiós, es un hasta pronto.

Las horas y los minutos pasaron aquella mañana en la que las sirvientas y damas de compañía de su majestad imperial, la emperatriz, alistaran su equipaje para que pudiera abordar el barco cuánto antes.

—Te acompañarán, tu hermano, el duque y los parientes del presidente del consejo.

—¿Hangin?

—Asi es, cariño, sé que esté tiempo han estado separados debido a las diferencias en tu familia pero personalmente pidió ir contigo.

—¿Mis padres...?

—Ya fueron enterrados con los honores correspondientes, aunque siendo sincero, no lo merecían, pero tú, mi doncel eres tan amable y de corazón noble que no existe rencor ni nada malo en ti.

Jimin suspiró entermecido por las palabras de su esposo pero aún así no evitó preocuparse.

—¿Jungkook logró salir del país? —indagó.

—Escapó junto a su familia a Francia, estarán bien.

Jimin asintió a la información dada por Yoongi.

"Donde sea que estés, por favor sé feliz".

—No te preocupes, te prometo que cuando termine la guerra, dejaré que venga una temporada al palacio, quizás así puedan reconciliarse.

—Ojala Yoon, te amo, gracias. Por todo.

—Gracias a ti, mi bonito y precioso esposo. —le dijo Yoongi antes de darle un pequeño beso.

—¿Nuestra pequeña Minrae, dónde está?

—Esta siendo atendida junto a Soobin para que salga contigo en el carruaje.

—Gracias, no olvides comer y tomar tus medicamentos, siempre lo haces.

—Aún preocupándose por mí, mi bonito esposo, no te preocupes lo haré, por cierto, ayer fuí a hablar con el capitán que estará a cargo de la embarcación, Tamesis II, su nombre es Jeon Jungkook, es un general de la Marina imperial, el mejor por lejos.

—Confio en ti, sé que has preparado nuestro viaje cuidadosamente, por favor deja de preocuparte tanto, las cosas aquí están ya malas como para añadirle la preocupación de mi viaje.

—No puedo evitarlo, estoy con los nervios de punta porque temo que algo pase y pueda perderte para siempre.

—No lo harás, deja de martirizarte. —dijo Jimin besando a su marido sin importarle su corte.

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—Te has de llevar a la otra cabeza del imperio, menuda suerte la tuya, Jungkook.

—Solo es mi trabajo, me aseguraré de cumplir con mi deber.

—Consejo de marinero, no te enamores en el mar.

—¿Eh? —preguntó Jungkook extrañado tras la declaración de su compañero.

—Tomalo como un consejo.

—¿Gracias? —respondió Jungkook vacilante.

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Jimin y Yoongi viajaron completamente solos en el carruaje rumbo al muelle de Busan, lugar de dónde partiría hacia tierras americanas.

Jimin disfrutando de los mimos de su esposo posó su cabeza en su hombro quedándose dormido en el trayecto, Yoongi quien se encontraba consentrado con el cabello de su amante maldijo al tiempo por según su criterio ir más rápido.