22. LIKE A PRAYER

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Alexandra mentiría si dijera que no estaba hiperventilando por tener que enfrentar a Sebastian luego de aquel, o aquellos besos, mejor dicho.

¿En serio estaba sucediendo? Para la castaña era incluso difícil creerlo.

No era del tipo de chica que caía por un par de besos, si podía involucrarse lo menos posible de forma sentimental era lo mejor que podría pasarle. Había perdido la cuenta de cuantos hombres en su vida habían sido un par de citas para tener una noche de sexo, muchos sin ningún vinculo afectivo y otros que dolieron un poco mas, pero que fácilmente podía reemplazar en un par de semanas, no era la gran cosa.

Entonces ¿Por qué sentía que moriría si Sebastian se detenía después de horas de besarse sin descanso desde las afueras del bar hasta la puerta de su habitación? Ella en serio quería que durara para la eternidad como mínimo pero ¿Y si Sebastian se arrepentía de todo a la mañana siguiente y le pedía olvidarlo otra vez?

No es que pudiera tener mucha claridad para pensar al respecto, incluso cuando las preguntas sin respuesta invaden su mente, los labios contrarios sobre su mandíbula depositando los besos más excitantes que había recibido en su vida lograban hacerle olvidar por el momento aquellas interrogantes y simplemente de disfrutar de aquello labios que pronto bajaron hasta su cuello y no dudó en darle el espacio necesario ladeando la cabeza lo suficiente para oír una leve risa del alemán antes de unir sus labios otra vez antes de separarse buscando calmar su respiración.

Tan solo una vez tuvo su frente recargada contra la suya mientras ambos intentaban recuperar la respiración fue que Alexandra supo que definitivamente era capaz de dejarse hacer y deshacer si Sebastian se lo pedía, y ese era precisamente el problema.

Sebastian no sería fácil de reemplazar si llegaba a salir mal y con su poprio historial amoroso aquello era demasiado probable.

Además, ¿Qué estaban haciendo? ¿¡Y por qué!?

Alexandra no creía haber bebido demasiado esas noche, se sentía perfectamente sobria, pero aun así le era imposible recordar cómo es que terminaron de esa forma en primer lugar.

Quizás, solo quizas, solo estaba siendo melodramática imaginándose un futuro junto al hombre y Sebastian solo quería volver a tener sexo con ella, pensó Alexandra, entrando el pánico al instante e intentando acallar aquel pensamiento y todas las mil y un preguntas sin poder ignorarlo más terminaron acaparando su mente de un segundo a otro, arruinando el ambiente en el momento en que Sebastian notó la preocupación en la mirada asustada de la chica.

—Schön, mírame —dijo el piloto cogiendo el rostro de la castaña, acunando entre sus manos logrando captar su atención —¿Estás bien?¿Qué sucede?

—Muchas cosas en realidad como por ejemplo, ¿Por qué estamos haciendo esto? ¿¡Por que me besaste! ¡No se supone que debas hacerlo!  —dijo Alexandra con evidente nerviosismo al tener la mirada contraria sobre ella, sin poder evitar fijarse en el tono rojizo difuminado en los labios contrarios a causa de su propio labial.

Controverse | Sebastian VettelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora