❝Entonces...¿Voy a ser algo así como tu controversial novia joven?❞
❝Por Dios, no lo digas así❞
En donde Alexandra y Sebastian no tienen absolutamente nada en común, salvo que son la persona correcta, en el momento incorrecto, o eso creen ambos.
O e...
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Noviembre 12, 2020
Monte-Carlo, Mónaco
Alexandra no recordaba la última vez que se sintió tan ansiosa por esperar a alguien en casa, no dejaba de sentirse boba y estúpida por ponerse de esa manera solo por Sebastian.
Quería verse linda sin parecer demasiado. Lo suficientemente casual para no parecer excesivamente considerando que sólo verían una película y cenarían, y lo suficientemente bonita esperando que Sebastian lo notara.
¿Tenía eso algún sentido?
La castaña no lo sabía, solo sabía que se sentía jodidamente ansiosa por que fueran las 5, hora estimada en la que el alemán le dijo que terminara su reunión con Britta para la siguiente carrera e iría a verla para decirle algo importante ¿Qué se supone que significaba eso? ¿Era algo bueno o malo? De cualquier forma no ayudaba a su ansiedad y la estaba matando la curiosidad mientras ya solo faltaban 2 minutos para las 5..
¿Cuántos minutos llevaba ya en el sofá mirando en dirección a la puerta esperando que sonara? ¿20 Quizás? En realidad solo llevaba 5, pero se sentía como una eternidad hasta que finalmente la puerta sonó a las cinco en punto en un leve toque que corrió a abrir, intentando no parecer demasiado desesperada pero lo suficientemente interesada.
En su propia opinión lo había logrado a la perfección. Aunque la emoción se le notaba a leguas e incluso Sebastian pudo notarlo antes de acercarse a saludar de su manera favorita, envolviendo sus brazos en su fina cintura y buscando esos labios a los que se había vuelto adicto, mencionándole lo hermosa que estaba.
—Ni he oído ningún escándalo porque estoy besándote ¿Debo suponer que tus amigos no están? —inquirió con una ceja alzada
—Nop, día familiar de los Leclerc o algo así, mañana se irán a España.
—Y mientras los adultos hacen lo suyo tu traes hombres a casa mientras estás sola, Schön realmente eres una pervertida.
—Tu sugeriste vernos, yo sólo acepté —se defendió la castaña con vergüenza, aun cuando fue ella quien le dijo sobre pasar tiempo juntos en su apartamento, sin tener que preocuparse de fans o gente que pudiera reconocerlos.
—Finge lo que quieras, te conozco —dijo divertido el alemán antes de aceptar su invitación a pasar recordando el principal motivo que lo había traído hasta ahí.
Desde su regreso al país de la costa azul no había día en que no pasara tiempo con la castaña. Incluso si sólo tenía tiempo para un desayuno rápido antes de irse a entrenar o al simulador era capaz de levantarse más temprano para llevarla a algún lugar lindo y pasar algo de tiempo juntos sin ninguna razón más que poder verla.
—¿Quieres algo de beber? Creo que hay coca-cola y...agua del grifo —consultó la castaña en un tono amable que terminó por desanimarse ante lo último. En su defensa no estaría en casa esa semana y por tanto no habían hecho las compras.
