࣪𓏲ּ ⌗ 𝗠𝗜𝗖 ˑ ִ ֶ | La vida de Emma se resumía en dos cosas: escribir y cuidar a su hija Lucia. Sus día a día parecían tan simples hasta que Carlos Sainz, el piloto favorito de su hija, apareció en sus vidas. Solo eran ella, su hija y ahora C...
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Carlos y Emma compartieron una mirada sin saber que decir realmente. Reyes se había llevado a Luci sin dejarlos con la opción de decir u opinar algo al respecto de quedarse solos.
Emma apretó sus labios mirando al suelo para después mirar a Carlos que paseaba sus dedos sobre la isla de la cocina sin saber que decir o hacer.
—¿Quieres café? —pregunto Emma rompiendo el silencio.
—Si, claro. —asintio él con una sonrisa, aliviado de que sea ella quien rompiera ese silencio un tanto incómodo.
—¿Cómo te gusta el café? —Lo miro al hacer su pregunta.
Carlos había apoyado ambos brazos sobre la isla viendo cómo la castaña paseaba por toda la cocina buscando las tazas que usaría para servir el café, rascando sus ojos con fiaca y bostezando de vez en cuando.
»Carlos. —Llamo al darse cuenta que no le había prestado una mínima atención a lo que le había preguntado. —¿Cómo te gusta el café? —volvio a preguntar cuando el español la miró.
—Es algo raro... Mezclo dos shot de espresso y un capuchino. —explico, logrando que Emma lo mirara extrañada. Jamás había escuchado de alguien que tomara su café así, sin embargo no le dijo nada y lo hizo.
Al entregarle su taza se sentó frente a él, dando un sorbo de la suya, tratando de buscar las palabras adecuadas para empezar una conversación. Definitivamente Emma no servía para estar a solas con un hombre, eso ya lo tenía claro hace bastante tiempo.
Por otro lado, Carlos solo se limitaba a lanzarle una mirada fugaz cada dos segundos, maldiciendo a su mente por no formular las palabras que quería decirle ¿Desde cuándo se ponía tan nervioso con una mujer?
—Sobre el evento de la próxima semana... —pudo decir al fin aquello para lo que había llegado a la casa el día anterior. —Sera en Italia, tendremos que tomar un vuelo este viernes.
—¿Este viernes? —pregunto ella algo sorprendida por el poco tiempo que le quedaba.
—Este viernes. —repitio. —No debes hacerte problemas por los gastos, ya está todo pagado, el vuelo, el hotel y la ropa que usarás en el evento. —Dijo con la vista fija en su taza.
Emma asintió lento tratando de asimilar todo lo que el español le estaba diciendo.
—¿Y cuantos días serán?
La mayor preocupación de ella era esa, la cantidad de días que tendría que estar lejos de su hija.
—Solo serán cuatro días. —respondio Carlos como si nada, haciendo que a Emma le de un mini infarto al escucharlo.
—¿Cuatro días? ¡Eso es mucho! —enfatizo como si fuera lo más grave del mundo.
Jamás había estado tanto tiempo lejos de Lucia, cuatro días eran una eternidad para Emma, más que una eternidad se atrevía a decir.
