࣪𓏲ּ ⌗ 𝗠𝗜𝗖 ˑ ִ ֶ | La vida de Emma se resumía en dos cosas: escribir y cuidar a su hija Lucia. Sus día a día parecían tan simples hasta que Carlos Sainz, el piloto favorito de su hija, apareció en sus vidas. Solo eran ella, su hija y ahora C...
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El viernes había llegado tan rápido que a Emma no le dió tiempo de siquiera asimilar la situación. Estaba atascada en borradores tanto suyos como de otros autores, además de los ensayos y preparativos para la presentación de ballet que haría Lucia por Navidad. Así que, entre una cosa y otra, apenas había hecho tiempo para armar su maleta, y con hacer tiempo me refiero a una noche de insomnio a las tres de la mañana.
—¿Tienes todo listo? —le pregunto Blanca que hacía unos minutos atrás había llegado a la casa de su amiga.
—Casi, solo me falta guardar uno de estos. —Levanto dos manuscritos entre sus manos que rápidamente fueron arrebatados por Blanca.
—No llevarás trabajo a tus mini vacaciones, yo creo que ya es suficiente estrés con tener que aguantar a mi hermano por cuatro días enteros, en la misma habitación, en el mismo hotel, fingiendo que se aman y se dan besitos. —dijo en un tono que parecía estar relatando una película de terror.
—¿Mami y Carlos se darán besitos? —Pregunto Luci casi en un susurro, tapando su boca con asombro.
—¿Que? ¡No! —Nego rápidamente Emma. —No me daré besitos con Carlos, que asco, y dame mis manuscritos, los llevo por si me aburro.
—¡No son sopa de letras o crucigramas Emma Sofia! —Los alejo Blanca de su alcancé y Emma se resigno a conseguirlos para cerrar su maleta. —¿Estás muy segura de querer hacer esto? Puedo decirle a Carlos que al final no irás, él lo entenderá, fingir ser su pareja me parece muy extremo...
—No te preocupes, solo será un evento.
—Si tu lo dices... —acepto no muy convencida de la desicion de Emma.
A Blanca no le preocupaba el comportamiento de su hermano con Emma, mucho menos el de Emma con Carlos. Lo que le preocupaba es que tendría una exposición enorme al hacer esto. Todavía no entendía muy bien el porque Emma había aceptado hacerlo, y para ser sincera ella tampoco lo sabía, aún asi de todas formas lo haría.
El timbre de la casa sonó y Luci fue la primera en salir disparada a la puerta, esperando impaciente a que Blanca, que iba detrás suyo, abriera la puerta. Sabía de sobra quien sería la persona al otro lado de la puerta.
—¡Carlos! —exclamo emocionada la pequeña antes de ser alzada por el hombre que le sonreía contento. —¡Mami es Carlos! —le aviso a su madre que apenas iba llegando a la sala con sus maletas.
Carlos dejo un pequeño beso en la cabeza de Luci y de su hermana para ver como Emma aparecía por la sala cargando sus maletas, regalandole una pequeña sonrisa al español, casi invisible, pero que el vio y su corazón dio un bombazo que creyo le daria un paro cardiaco.
Blanca no dejo pasar desapercibida la mirada perdida de su hermano en Emma, y por un momento pensó que tal vez ese viaje terminaria formando algo en ellos dos, una posible cercania que le llegaba a emocionar.
