Capitulo 10|Falsa sonrisa.

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𝔓𝔞𝔲𝔩 𝔚𝔢𝔰𝔨𝔢𝔯.

Decir que había dormido como un bebé sería una completa mentira. Creo que solo he dormido tres horas en todo el día, y esas pocas horas fueron interrumpidas por pesadillas y pensamientos inquietantes.

Hace un par de semanas, fui tras la pista de un disco que creía que contenía información crucial sobre Sara Miranda, una pieza que podía llegar a ser importante en la investigación.

Sin embargo, resultó ser una trampa bien orquestada.

Desde entonces, he pasado investigando quiénes fueron los creadores de esa trampa. Tenía una idea de quién podría estar detrás, especialmente después de ver aquella máscara roja que me resultaba tan familiar.

Lamentablemente, no encontré ninguna prueba concreta que pudiera vincular a esa persona con la trampa.

Ahora, me encontraba de camino a las instalaciones para continuar con mi trabajo. Además, debía presentarme ante la persona que estaba al mando, ya que había sido informado de que vendría hoy.

Solo esperaba que no se hubiera tomado a mal mi falta de presencia en el momento de su llegada.

Al cruzar las puertas de la oficina, noté que todos estaban murmurando cosas entre ellos con una sonrisa en el rostro.

Escuché comentarios como “Es muy hermosa” y “¿Tendrá pareja?”.

Al parecer, el nuevo jefe era una mujer, lo que explicaba el comportamiento inusual de mis compañeros.

Me acerqué a Vera, que estaba junto a un par de agentes, los cuales reconocí como José y Luis.

—Creo que está casada —dijo José, apoyando su espalda contra la pared con una expresión pensativa.

—No lo creas, está —comentó Vera con seguridad, y Luis asintió en acuerdo.

—Sí, yo le vi el anillo —añadió Luis, señalando su propio dedo anular.

—Bueno, al final la portería tiene arquero y aún así le meten gol —dijo José con una sonrisa pícara, justo antes de que yo carraspeara para llamar la atención de los tres.

La jefa iba a ser el tema de conversación de estos hombres durante un buen tiempo, estuviera casada o no.

—Ve a buscarme un café —le dije a Luis, quien asintió rápidamente y se fue sin decir una palabra más.

José, por su parte, mencionó que tenía que hacer algo, sabía perfectamente que solo era una excusa para evitar que lo regañara por hablar de esa manera sobre una mujer.

Suspiré al ser consciente de que tendría que lidiar con este tipo de comentarios hasta que se acostumbraran a la jefa.

Parecen adolescentes hormonales.

Le iba a hablar a Vera sobre lo que había investigado, pero Luis llegó con el café. Agradecí el gesto con una leve inclinación de cabeza y tomé la taza.

Comenzamos a caminar hacia el pasillo que guiaba a la sala de reuniones, ahí podíamos hablar sin interrupciones.

—Como le decía… —miré a Márquez, intentando retomar el hilo de la conversación. Sin embargo, justo cuando iba a continuar hablando, choqué contra alguien.

El impacto fue inesperado y el café se derramó, quemando mi mano y la de la persona frente a mí. Escuché un quejido y, antes de poder reaccionar, Vera se adelantó, preguntando si estaba bien.

Intenté disculparme, pero en cuanto la mujer frente a mí levantó el rostro, echando su cabello hacia atrás, me quedé petrificado.

Esto tiene que ser mentira.

Conocerse (Domisker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora