𝔇𝔬𝔪𝔦𝔫𝔦𝔮𝔲𝔢 𝔇𝔦𝔭𝔦𝔢𝔯𝔯𝔬
Algo distraída y con un informe en la mano ingresé a la sala de reuniones, la cual estaba llena de rostros que apenas conocía, todos con la mirada fija en la pantalla donde se mostraban los últimos reportes de inteligencia.
Rápidamente todas las miradas se posaron sobre mí con algo de curiosidad, hasta que cierto pelinegro entró a la sala y se detuvo delante de todos.
—Buenos días —saludó, quién diría que si tiene educación—. Como ya notaron, tenemos una nueva integrante —me señaló con un dedo. Me retractó, no la tiene—. Dominique, o la Comandante Dipierro.
Su gesto me desagradó claramente, desde pequeña me habían enseñado que no debemos señalar a otros, y es que en casi todo el mundo se tiene la noción de que este es un gesto despectivo hacia la otra persona.
—Llámeme como quiera, solo procure ser un poco más educado —respondí de forma seria—. Señalar es de mala educación, ¿No se lo enseñaron?
Vi cómo su ceño se frunció, se quedó mirándome no de muy buena manera.
En un tono bastante leve murmuré “estos meses no voy a poder soportarlo”, algo que muy seguramente el moreno oyó dada su nueva expresión.
—Quiero aclarar que el caso se está llevando bien sin su ayuda, así que en cualquier momento es libre de irse—. habló con cierta indignación en su tono tras mis palabras.
—Sí, “bien” —solté un bufido—, bon pour la merde —agregué, mirándolo de arriba a abajo antes de clavar mi mirada sobre sus ojos—. Revisé los informes y no hay avance desde hace cinco meses.
—¿Y en un mes piensa hacer más de lo que nosotros hicimos en dos años? —preguntó, cruzándose de brazos.
—Se lo puedo asegurar —respondí con firmeza. Mi teléfono comenzó a sonar y me quedé mirándolo por unos segundos al leer el nombre en el identificador de llamadas. Una vez más observé a Wesker—. Llevo un par de horas aquí y ya saqué información. Tenemos una pista de dónde puede estar Lombardi.
Tomé el teléfono y, tras disculparme con educación, salí de la sala.
Suspiré, dejando salir la molestia del momento, detestaba a las personas que no tenían respeto o por lo menos un mínimo de clase.
Atendí la llamada y traté de poner el tono más calmado posible.
—Hola, cariño. ¿Cómo va todo?
Era imposible no sonreír al escuchar su voz tan calmada y reconfortante.
—Difícil de decir, no me agrada estar aquí —caminé por el pasillo en busca de un lugar tranquilo—. La tensión entre las agencias no ayuda, y mucho menos el Coronel que lleva el caso.
—Sabías que no sería fácil —habló Théodore con un tono suave—. Piensa en que estás allí porque eres la mejor en lo que haces, concéntrate en eso.
—Lo sé —suspiré y me apoyé en una de las paredes del lugar que me rodeaba—. Es solo que dudo que podamos trabajar como un equipo.
—¿Tan mal ha ido? —soltó una ligera risilla y se me escapó un quejido.
—Quizá no fui la persona más agradable, sabes cómo soy —me encogí de hombros—, pero en mi defensa, él tampoco lo fue.
Escuché las pequeñas carcajadas divertidas de Théodore, sin siquiera ver su rostro podía imaginar su sonrisa mientras negaba con la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Conocerse (Domisker)
FanfictionNada de lo que suceda en esta historia tiene algo que ver con la real, tomenlo como una historia creada por sus cabezacitas. Aclaro algo que imagino que todos saben, los personajes NO son nuestros. Los personajes principales pertenecen a Synced y Cr...