Capitulo 16|Avances.

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𝔇𝔬𝔪𝔦𝔫𝔦𝔮𝔲𝔢 𝔇𝔦𝔭𝔦𝔢𝔯𝔯𝔬.

Estacioné en el garaje y apagué el motor del auto. Subí las escaleras lentamente hasta llegar a la puerta de mi departamento, la abrí y dejé las llaves en el pequeño mueble de la entrada. Me quité los zapatos, sintiendo el frío del suelo bajo mis pies descalzos, me acerque al sillón y dejé mi bolso con cuidado.

Sin detenerme, caminé directamente al baño. Necesitaba una ducha, necesitaba sentir el agua caliente correr por mi piel, llevándose consigo el cansancio y la suciedad que sentía encima.

Cada gota que caía sobre mí me hacía relajarme un poco más. El olor a jabón llenó el aire, eliminando cualquier rastro de alcohol y humo que se hubiera impregnado en mí.

Mi crisis había acabado, pero aún me sentía vulnerable. Había hablado con Ezra y me había dicho que tenía que aceptarme tal y como soy. Que al volver a Francia, tendría nuevamente a mi hija y todo estaría bien.

Pero al final del día, seguía siendo un agente entrenado para asesinar, y eso significaba que tenía enemigos constantes.

Así que después de encargarme de Miranda, le daría a Darlene la opción de irse o regresar conmigo a Francia.

El agua fría siguió cayendo, y llevé las manos a mi cabello, acomodándolo hacia atrás.

No podía permitirme fracasar en esto.

Más relajada, apagué la ducha y tomé la bata de baño. El olor a jabón reemplazó al del alcohol, y mi mente estaba más clara.

Me miré en el espejo, mis ojos se detuvieron en la cicatriz que tenía en el cuello, una cicatriz que obtuve hace dos meses.

Corrijo, una cicatriz que permití que me hicieran. Fue un momento de debilidad, simplemente quise acabar con mi vida haciéndola pasar por un asesinato en una misión.

Milagrosamente, los doctores lograron salvarme.

Si no lo hubieran hecho, nunca habría descubierto que mi hija seguía viva y que aquella información era falsa.

Salí del baño y escuché mi tono de llamada. Saqué el móvil del bolso, pero ya era tarde, la llamada se había colgado sola.

Me quedé mirando la pantalla hasta que una notificación llegó.

T:
Dijiste que llegaría hoy.
¿Ya llegaste?

Me:
Sí, ¿Necesitas algo?

T:
Hablar contigo.
Estoy fuera de tu departamento.
¿Puedes abrirme?

Me:
De poder puedo.
De querer no quiero.

No sé de dónde saco la dirección de mi departamento, tampoco me importaba, con que no hiciera nada estúpido me basta.

T:
Necesito hablar contigo Dominique.

Giré los ojos y fui hacia la entrada, en cuanto abrí la puerta él entró como Pedro por su casa.

—Tus agentes me siguieron. —acaba de llegar y ya me está reclamando por algo que no está en mis manos.

Ni un 'buenos días' dijo, ¿Por qué tiene que ser tan maleducado?

Y para colmo me habla de mala manera.

Yo solo quería desayunar tranquila e ir a trabajar en este grandioso día, ¿qué habré hecho para merecer este tipo de tratos?

Quise reírme por mi propio pensamiento, la verdad es que se me vienen algunas cosas a la mente para merecerlo.

Conocerse (Domisker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora