Epílogo

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-¿Cuenta de nuevo, mamá?
-Sí, por favorcito
Yoko miraba desde el centro del cuarto a sus hijas en sus camas con una gran sonrisa en el rostro, Zoe era una copia fiel de Faye, mientras Kate tenía los cabellos iguales a los de Yoko, pero sus ojos eran verdes.
-Ya hemos contado esa historia varias veces
-Y nos gusta mucho- aclaró Zoe, mientras Kate afirmaba con la cabeza sonriendo dejando ver el hueco causado por el diente que se le había caído la noche anterior.
La morena no podía estar más realizada y feliz con su vida, estaba casada con la mujer de su vida, tenía cuatro maravillosos hijos, tres de ellos harían seis años dentro de dos días y estaban muy animados por la fiesta que tendrían lugar en el majestuoso castillo de los Apasra.
-Está bien entonces, conejitas- Yoko suspiró y sonrió ante los recuerdos que se hacían presentes-
El día no podía ser más hermoso, la magia que había en el aire parecía saludar el amor de las novias...
-¿Qué están haciendo las mujeres de mi vida?- Faye llegó interrumpiendo el relato de la esposa
-Mamá nos va a contar la historia del día en que se casaron- explicó Kate
-¿De nuevo?- Faye entró en el cuarto, abrazó a la esposa que estaba de espaldas a ella y le dio un beso en la mejilla
-¿Nathan y Sam?- preguntó Yoko a Faye
-Sam está con tu padre en otra partida más de ajedrez y Nathan...
-¿Yo qué? Juro que no he hecho nada, mamás...Bueno, desde esta tarde- con una sonrisa traviesa el pequeño entró en el cuarto.

-Chico, aún tendremos una conversación sobre haber pegado el gato de tu prima en el techo.

Nathan solo hizo una mueca y se dirigió a su cama, el pequeño era el único que tenía los ojos avellana de la madre morena, los cabellos eran de un tono castaño claro.
-¿Puedo continuar la historia?
Los trillizos asintieron, entonces Yoko volvió a narrar junto con Faye...
Flashback
Al despertar, Faye se quedó mirando al techo con una sonrisa en el rostro, finalmente había llegado el día de su boda, la rubia había estado ansiosa toda la semana, con miedo de que algo pudiera salir mal, pero felizmente todo estaba sucediendo conforme a lo planeado y en pocas horas se uniría a Yoko, en realidad sería solo una formalidad, ya que Faye se sentía unida a la morena desde el día en que sus ojos se prendieron en los de ella por vez primera.
-Faaa, vamos, levántate- Faye vio interrumpidos sus pensamientos por Marissa-¿Qué haces en la cama todavía? ¡Vamos! Tenemos por delante cabello, maquillaje y uñas que resolver.
Mientras hablaba, Marissa se dirigió a la ventana del cuarto, y la abrió para dejar entrar al sol.
-Un maravilloso día, perfecto para una boda- se giró hacia Faye y la vio aún en la cama –Mujer, ¿no has escuchado nada de lo que he dicho?
-Ya me levanto, Marissa- Faye respondió con una sonrisa en el rostro y finalmente salió de la cama -¿Ya han llegado mis padres?
-Sí, han llegado y tu madre está discutiendo con Aine una vez más.
Faye solo suspiró y se dirigió al baño, las dos mujeres discutían casi todo el tiempo, siempre estando en desacuerdo con todo, fue así desde el primer encuentro de las dos pocos meses atrás.
Pero Faye no se iba a enfadar con eso, era el día de su boda y nada cambiaría lo que sentía en ese momento, entró en la cabina de la ducha y dejó que el agua corriera por su cuerpo vaciando su mente de toda preocupación.

En la casa de al lado, Yoko apenas había pegado ojo durante la noche, sin embargo ya estaba en pie vistiendo una bata plateada, mientras su tía Camilla le estaba cuidado el pelo, la mujer más vieja le hablaba a su sobrina, pero Yoko nada escuchaba, sus pensamientos estaban lejos, en realidad no tan lejos, sino en la casa de cierta rubia.
-¿Yoo? Querida, ¿me escuchas?
-¿Eh, tía? Lo siento, estaba distraída
-He dijo que ya terminé aquí, querida, ahora voy a casa de Faye a peinarla a ella.
-Ah sí, gracias tía- Yoko suspiró y cerró los ojos, a veces pensaba que iba a despertar y descubrir que todo no pasaba de un sueño.

-Mira el vestido, wow, estás hermosa, Yoo –Ize entró en el cuarto de la prima con el vestido estilo sirena con escote en V, de encaje guipur, bordado con puntos de luz, falda removible y con un broche fijo en cristal -¿Estás bien, querida?- preguntó Ize mientras dejaba el vestido en la cama.

BELIEVE (FAYEYOKO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora