CAPÍTULO 28:

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Después de terminar los arreglos en el funeral de la abuela, los dos regresaron juntos al Penthouse. Desde el primer episodio de dolor que Tayakorn había vivido, Khem se había encargado de cuidarlo, ahora era Tayakorn quien sentía que debía acerce responsable de él y protegerlo.

Desde que regresaron Khem no tengo energía para hacer nada, todos los días simplemente lloraba y se sentía triste. Por lo tanto, Tayakorn debía ser quien hiciera todo en nombre de Khem, ya fuera cocinar o limpiar, era él quien hacía todo él mismo.

Hoy era otro día que debía ser así, por la mañana Tayakorn abrió los ojos y se dio cuenta que Khem todavía durmía profundamente a su lado, por lo que agarró la cintura del hombrecito y lo abrazó suavemente, como todos los días por un momento antes de levantarse de la cama para ir preparar el desayuno.

Estando en la cocina abrió el refrigerador y descubrió que no quedaba mucha comida fresca, por lo que Tayakorn decidió que durante la mañana saldría a comprar algunas cosas, pero por ahora, usaría los ingredientes que tenía para hacer gachas de arroz simples. Cuando terminó, puso las gachas de arroz en un tazón y luego lo cargó y lo colocó sobre la mesa del comedor, antes de regresar al dormitorio para despertar a Khem.

"Khem."

Una voz profunda sonó suavemente y con un toque gentil de su mano acarició la mejilla de la persona dormida para que despertara. 

"Khun Korn"

Khem abrió lentamente los ojos y miró a Tayakorn medio adormilado.

"Vamos a comer. Hoy te sacaré a pasear fuera."

"No quiero salir".

Salir para Khem en este momento no es un problema, ya no debía seguir escondido, pero después que la abuela falleció, él no estaba de humor para hacer nada ni menos para ir a ningún lado. Tayakorn entendió, por lo que no quizo presionarlo ni forzarlo.

“Si no quieres salir, está bien. Entonces haré todo yo mismo en casa y pediré a mi subordinado que traigan todo y me lo entreguen aquí".

De la persona que hablaba Tayakorn era su subordinado más cercano. Después de decirle eso a Khem, repetidamente le pidió al hombrecito que se levantara de la cama para ir a desayunar.

“Ahora vamos a comer. Acabo de terminar de hacer gachas de arroz. Está caliente, si no las comes ahora, se enfriará primero y no sabrá bien".

"Está bien."

En este punto, Khem no sentía muchoo apetito, pero de todos modos no se negaba a comer.

Mientras Tayakorn esperaba que Khem se levantara y se lavara la cara, se cepillara los dientes, de pronto comenzó un repentino dolor en su estómago. Sólo en un abrir y cerrar de ojos su hermoso rostro se palideció y una fina capa de sudor frío apareció en su frente.

Durante los últimos días, Tayakorn había cuidado tan bien a Khem que él mismo se había descuidado, lo que había provocado que el dolor de estómago que tenía ya en forma crónica empeorara. De inmediato caminó apresuradamente hacia el cajón al lado de su cama y sacó sus medicamentos para aliviar sus síntomas, pero eso no lo ayudaría en un corto período de tiempo, por lo que tuvo que tratar de tener paciencia, obligándose a estar bien para que Khem no lo viera en ese estado. Cuando Khem salió del baño cctuó como lo hacía normalmente, luego extendió su mano y sujetó la mano delgada de Khem para llevarlo hacia la mesa del comedor.

Khem no sabía qué le estaba ocurriendo a Tayakorn, por lo que, después de sentarse frente a la mesa, tomó una cuchara para comer la papilla frente a él. Pero después de un tiempo se dio cuenta que la persona sentada frente a él aún no se había llevado un solo bocado de papilla a la boca y preguntó.

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