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...


El rugido de los motores todavía resonaba en sus oídos. Después de un largo día de carrera, reuniones y entrevistas, Charles solo quería desconectar. El paddock estaba vacío ahora, con un par de luces; decidió dar un paseo para tratar de despejar su mente. Sin embargo, en cuanto dio vuelta en la esquina de su garaje, allí estabas tú,Rebecca Schumacher, hija de la gran leyenda de la F1, su relación era de amigos, ya que ambas familias en algún punto se conocieron por medio de las carreras de karting.

Tu estabas sentada en una de las cajas de herramientas, mirando tu teléfono algo distraída y triste.

-¿Todavía aquí?- preguntó rompiendo el silencio.

Levantaste la mirada, sorprendida de verlo a esas horas de la noche. Charles sonrió levemente cuando sus ojos se encontraron.

-Tu también estás aquí... es algo tarde- le contestaste, guardando el teléfono en tu bolsillo.

-Si... a veces es difícil desconectar después de un día como este. Pensé en caminar un rato me ayudaría un poco.

Te bajaste de la caja de herramientas y te acercaste a él.

-¿Te molesto si te acompaño? También quisiera despejarme un poco.

Charles negó con la cabeza.

-No, no me molesta. Es más, creo que sería bueno tener algo de compañía. ¿Tienes algo en mente para hacer?

-Creo que tengo una idea... te llevaré a un lugar muy especial.

Ambos comenzaron a caminar por el circuito, ahora silencioso y vacío, llegaron a donde todo estaba en silencio, sin gente, sin prensa, solo ustedes dos. El cielo estaba despejado y las estrellas brillaban sobre ustedes, como si el universo hubiera decidido darles un pequeño descanso. 

-¿No te cansas de esto?- le preguntaste, mirando alrededor del circuito - De toda esta presión, las comparaciones y las expectativas.

Charles soltó una risa suave.

-Cansarme, no. Amo correr, esto es mi vida, desde que era un niño. Tu lo debes de saber bien por tu hermano y por ti, pero... - se detuvo un momento para buscar las palabras correctas - Hay días en los que es más difícil. En los que sientes que todo está sobre tus hombros. Si ganas, todos te adoran. Pero si pierdes...

-Es como si hubieras fallado al mundo entero- dijiste completando la frese, adivinando sus pensamientos.

Él asintió, sorprendido por lo bien que habías captado la idea y lo que intentaba expresar.

-Exactamente. A veces siento que estoy atrapado en un ciclo. Cada vez que me subo al coche, lo único que puedo pensar es en cómo mejorar, cómo ser más rápido. Y esa presión no desaparece, ni siquiera cuándo las luces se apagan.

Te detuviste un momento, girando para mirarlo.

-Eres increíble Charles. Pero también eres humano. No puedes ser perfecto todo el tiempo. No te compares con alguien más, aveces eso es lo peor que puedes hacer, mira como terminé yo, sin poder volver a correr, por querer dar más de lo que podía en su momento, pero tuve a mi familia, que estuvo para apoyarme, en especial mi hermano y mi padre...

Él te miró con una expresión más suave, como si tus palabras hubieran llegado a lo más profundo de él, porque el sabía lo difícil que era el tema de tu accidente y la situación de tu padre.

-Gracias. Es raro escuchar eso, se lo complicado que fue todo tu proceso después del accidente. A veces siento que la gente solo ve al piloto, y no a la persona que esta debajo del casco. No ven todo el daño que pueden llegar a hacer.

Charles sonrió con nostalgia, pero esta vez fue una sonrisa genuina, sin la presión de tener que parecer perfecto.

-Eso significa mucho para mi, porque... - hizo una pausa, claramente nervioso - a veces, cuando todo se vuelve abrumador, pienso en momentos como este, en gente como tú. Me recuerda que hay más de la vida que solo las carreras. 

Sus palabras te sorprendieron. No era común que alguien tan centrado en su carrera admitiera algo que se sintiera tan vulnerable. Pero antes de que pudieras decir algo más, Charles tomó tu mano, suavemente.

-Gracias por estar aquí. De verdad. Esto me recuerda a las tardes en los karts con nuestras familias.

No supiste cómo reaccionar al principio, pero luego te relajaste, entrelazado tus dedos con los suyos.

-No tienes que agradecerme, Charles. Siempre voy a estar aquí, o en mi casa con Mick, no creo que después de mi accidente pueda ir a otra parte que no sea en el paddock acompañando a Mick- dijiste con una risa nerviosa.

Siguieron caminando, esta vez en silencio, con las estrellas brillando sobre ustedes y el sonido suave del viento alrededor. No había necesidad de palabras, todo lo que importaba era que estaban juntos, sin las presiones del mundo exterior.

Finalmente, Charles se detuvo y te miró directamente a los ojos, su rostro iluminado solo por la luz tenue de las estrellas.

-Hay algo que quiero decirte. Algo que he estado pensando desde hace tiempo...

El corazón te latía más rápido, sabías lo que venía.

-¿Qué es?, ¿Qué quieres decirme Charles?

-Desde que te conocí, siempre has sido un apoyo para mí, desde niños incluso cuando no lo sabía. Me haces sentir... libre - Él sonrió, bajando la mirada por un momento antes de volver a encontrarte con sus ojos- Y creo que estoy enamorado de ti.

Sentiste un nudo en la garganta, y tu corazón saltó en tu pecho, sabías que ese sentimiento era correspondido, pero no esperabas una confesión tan directa, después de tu accidente no te habías dado la oportunidad de volver a estar con alguien en el sentido amoroso, por inseguridades y tu enfoque en la recuperación de tu pierna.

-Yo también, Charles. Desde hace tiempo.

Sin decir nada más, Charles te acercó lentamente y antes de que te dieras cuenta, sus labios estaban sobre los tuyos, en un beso suave pero lleno de emoción. Todo alrededor de ustedes desapareció. No había motores rugiendo, ni presión, ni cámaras, solo ustedes dos, bajo el cielo estrellado de Monza.

Cuando finalmente se separaron, ambos sonrieron, como si un gran peso se hubiera levantado de sus hombros.

-Creo que esta caminata fue justo lo que necesitábamos- dijiste con una ligera risa.

Charles asintió, aún sonriendo.

-Sí. Definitivamente lo fue.

...


- Awadelemon



One Shots - Fórmula 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora