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...

El ruido de los motores había desaparecido, pero el garaje de RedBull seguía lleno de movimiento. Algunos mecánicos revisaban los coches, mientras otros guardaban las herramientas. Tú estabas en la oficina técnica, repasando los últimos datos de la telemetría, cuando una voz familiar rompió tu concentración.

-¿Todavía aquí?- preguntó Max desde la puerta, apoyado contra el marco, con una sonrisa.

Levantaste la vista y lo viste ahí, con el mono de carrera medio desabrochado, mostrando la camisa de RedBull debajo. A pesar de estar agotado después de un día de entrenamientos, su sonrisa era tan encantadora como siempre.

-Alguien tiene que hacer el trabajo duro- respondió, intentando sonar, casual, pero tus ojos decían lo contrario.

Max caminó hasta ti, echando una ojeada a los datos que tenías frente a ti. Él sabía cómo funcionaba todo, pero siempre dejaba el análisis técnico en tus manos. Eso sí, no desaprovechaba la oportunidad para bromear.

-¿Estás analizando mis vueltas o solo buscando mis errores en pista?- preguntó con una sonrisa pícara.

Rodaste los ojos y le diste un pequeño empujón en el brazo.

-No hago milagros, Max. Hiciste un buen trabajo hoy, pero siempre hay margen para mejorar.

Max se rio, pero había algo en su mirada que te indicaba que estaba más cansado de lo que te hacía ver. Sin embargo, como era típico de él, no lo adminitiría fácilmente.

-Lo que que digas- respondió, dejándose caer en la silla frente a ti- De todas formas, confío en ti. Si hay algo que mejorar, lo haremos juntos.

Esa última frase resonó más de lo que esperabas. Desde que habías comenzado a trabajar con él, Max siempre te había tratado como a una compañera de trabajo. Aunque a veces bromeara, nunca subestimaba tus habilidades ni tu conocimiento. Sabías que era su manera de mostrar respero y confianza en ti.

-Gracias- dijiste sinceramente - Es bueno saber que confías en mí.

Max te miró durante un largo momento, su sonrisa desvaneciéndose un poco, como si estuviera a punto de decir algo serio.

-Claro que confío en ti. Siempre lo he hecho- hizo una pausa y luego añadió - A veces me pregunto si soy yo el que debería agradecerte a ti.

Te sorprendió su tono, tan diferente de lo habitual. Estabas a punto de preguntarle qué quería decir cuando él se levantó de repente y caminó hacia la puerta.

-Ven... vamos, necesito algo de aire- dijo de repente - Vamos a caminar un rato.

Sin esperar tu respuesta, Max salió del garaje, y después de un segundo de duda, lo seguiste. Fuera, el aire nocturno era fresco, y la mayoría del equipo ya se había ido. Solo quedaban unas pocas luces encendidas en el paddock. Caminaron en silencio por un rato, con Max a tu lado.

One Shots - Fórmula 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora