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El ruido del paddock comenzaba a desvanecerse a medida que el sol se ponía sobre el circuito de Azerbaiyán. Había sido un día largo, pero también gratificante. Franco acababa de terminar una sesión de prácticas libres en la que había demostrado por qué era uno de los jóvenes pilotos más prometedores. Los ingenieros y mecánicos aún revisaban el monoplaza, pero tú habías decidido tomar un pequeño descanso, encontrando un pequeño rincón del motorhome para relajarte.
Estabas revisando tu teléfono, revisando los últimos datos de la telemetría, cuando una sombre te cubrió de repente. Levantaste la vista y allí estaba Franco, con una sonrisa relajada pero con el mismo brillo en los ojos que solía tener después de cada práctica en pista.
-¿Es un mal momento?- preguntó con un tono ligero y desenfadado.
-No, solo estaba revisando unos datos, nada importante por el momento- respondiste, apagando tu teléfono y haciéndole espacio para que se sentara a tu lado -¿Qué tal te sentiste hoy?¿Todo cómodo?
Franco se dejó caer en la silla a tu lado, dejando escapar un suspiro mientras estiraba los brazos por encima de su cabeza.
-Bien, en general, todo bien. Aunque todavía tengo muchas cosas que trabajar, trabajar algunas curvas, frenadas y familiarizarme un poco con los circuitos, en especial en los que nunca había estado. No estoy tan cómodo como me gustaría.
Tú asentiste, sabiendo lo exigente que era Franco consigo mismo. Siempre buscando mejorar cada pequeño detalle y abalizándolo para poder mejorar su rendimiento. Era una de las cosas que admirabas de él, su dedicación y su gran deseo de ser el mejor en todo.
-Lo hiciste genial hoy, Franco. Todo el equipo esta impresionado con lo que has logrado, y eso que apenas llegaste y ya estas haciendo milagros con el monoplaza, eso es algo de lo cual deberías sentirte orgulloso- intentaste sonar algo alentadora, sabiendo que él siempre encontraba áreas donde podía mejorar.
Él te miró de reojo, con su sonrisa característica.
-¿Impresionada?¿También te impresioné a ti?- preguntó con un tono juguetón.
Rodaste los ojos, pero no pudiste evitar sonreír. Franco tenía una manera de hacerte reír incluso en los días más estresantes.
-Siempre lo estoy Franco- contestaste sin pensarlo mucho - Sabes que eres uno de los pilotos más talentosos que he visto; bueno has sido con el único que he trabajado, pero no me cabe la menor duda de que eres el más talentoso que he visto.
Por un momento, se hizo un silencio muy grande entre ustedes. Franco parecía estar pensando en algo, sus ojos ahora estaba fijos en el piso, mientras que la luz del atardecer bañaba el paddock. Había algo en su expresión, que nunca habías visto, era una mezcla de concentración y nerviosismo. Lo conocías lo suficiente como para notar que algo lo inquietaba.
-¿En qué piensas Fran?- preguntaste suavemente.
Franco dudó por un segundo, pero luego se giró hacia ti, sus ojos brillaron con intensidad que rara vez se mostraba fuera de la pista.
-En lo rápido que ha pasado todo esto- hizo una pausa buscando las palabras adecuadas -A veces me detengo a pensar en lo afortunado que soy por haber llegado hasta aquí, pero al mismo tiempo todo pasa tan rápido que siento que no me da tiempo a disfrutarlo como debería.
Te sorprendió la sinceridad con la que lo dijo. Franco era conocido por su concentración y su habilidad para estar siempre en el presente, pero detrás de esa actitud, parecía que algo más lo molestaba.
-Lo entiendo- dijiste -Este mundo va a mil por hora, es fácil perderse en todo lo que pasa a nuestro al rededor. Pero creo que mientras sigas disfrutando de todos los momentos que pases con la gente que amas, aunque sea un segundo, entonces lo estás haciendo muy bien.
Franco te observó en silencio por las palabras que le acababas de decir, trataba de asimilar tus palabras. Había algo diferente en su mirada, algo que te hizo sentir diferente.
-Eso es lo que intento- dijo con voz suave -Y tú me has ayudado bastante a disfrutar más de los pequeños detalles. No sé cómo explicártelo, pero desde que empezaste a trabajar conmigo, siento que todo tiene un poco más de sentido.
Sus palabras te dejaron sin aliento. No habías esperado que él te dijera algo así, no supiste como responder. Era cierto que habías trabajado muy de cerca con Franco desde hace meses, siendo parte de su equipo, pero no te habías dado cuenta de cuánto impactabas en su carrera y su desempeño.
-No sé que decir- admitiste, sintiendo un sonrojo en tus mejillas - Yo solo intento hacer mi trabajo lo mejor que puedo, y ayudarte a ser un mejor piloto, ayudarte a ser el mejor piloto argentino que haya visto el mundo.
Franco se inclinó un poco hacia ti, su expresión más seria de lo que jamás la habías visto.
-Haces mucho más que eso- dijo en voz baja -Eres un ancla para mí. Me haces sentir que hay algo más allá de las carreras, algo que realmente importa, y no sé qué haría sin ti.
Te quedaste en silencio, procesando sus palabras. El aire entre ustedes pareció volverse más denso, y por primera vez, sentiste que había algo que ambos habían estado ignorando, algo que se había ido construyendo lentamente con cada conversación, con cada mirada compartida.
-Franco, yo...- empezaste pero no supiste cómo continuar.
Él sonrió levemente, su mano alcanzando la tuya de manera suave.
-No tienes que decir nada... Solo quiero que sepas lo que significas para mí. Sé que todo estos es complicado, pero si algo he aprendido en este mundo donde toda va tan rápido, es que no quiero y no debo dejar pasar oportunidades. Y no quiero dejar pasar la oportunidad de decirte lo que siento.
Tu corazón latía fuerte en tu pecho. Habías trabajado tan duro para mantener las cosas de una manera profesional, para no dejar que tus sentimientos se interpusieran en tu trabajo. Pero ahora, con Franco mirándote de esa manera, te dabas cuenta de que esos sentimientos habían estado ahí desde el principio, creciendo con cada día que pasabas a su lado.
-Yo también siento lo mismo- admitiste, dejando escapar el aire que no te habías dado cuenta que habías estado conteniendo - siempre he sentido algo por ti, pero no sabía si era el momento adecuado, o si siquiera debía decir algo.
Franco te miró con una intensidad que hizo que tu piel se erizara.
-Este es el momento adecuado- dijo con voz firme y decidida -No quiero seguir esperando. Quiero que sepas lo importante que eres para mía, dentro y fuera de la pista.
Antes de que pudieras responder, Franco se inclinó hacia ti, sus labios rozando los tuyos en un beso suave pero lleno de emociones contenidas. Fue un beso que había estado esperando por mucho tiempo, y en ese momento, todo pareció encajar.
Cuando se separaron, Franco sonrió, sus ojos brillaron con una mezcla de alivio y felicidad.
-Prometo que, pase lo que pase en las carreras, siempre estaré a tu lado- dijo en vos baja -Porque tú eres lo que realmente importa.
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-Awadelemon