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Durante una pausa en la temporada, Charles Leclerc decide volver a Mónaco para recargar energías. Sin embargo, un encuentro inesperado con una amiga de la infancia reaviva sentimientos que él creía olvidados. A medida que pasan el tiempo juntos, ambos se ven obligados a confrontar su pasado y decidir si esta dispuestos a arriesgar todo por un amor que siempre estuvo presente en sus vidas.
Mónaco, un café pequeño y acogedor con vista al puerto. El sol de la tarde se refleja en el agua cristalina, creando un ambiente relajado y nostálgico. Charles está sentado en una mesa, disfrutando mientras revisa mensajes en su teléfono.
-Nunca hay un respiro...hasta en casa, todo es carreras y más carreras- dijo suspirando mirando su teléfono
Una voz suave interrumpe sus pensamientos.
-¿Charles? No puede ser... ¿Eres tú?- dijo una voz femenina
-¡No puede ser! ¡Rebecca ¿Cuánto tiempo?!- levantando la mirada sorprendido
La mujer era Rebecca, una amiga de la infancia de Charles, se acerca con una sonrisa tímida. Se sienta frente a él, claramente emocionada pero un poco nerviosa.
-No esperaba encontrarte aquí. Mónaco siempre parece ser tan grande y pequeño a la vez-
-Sí parece que este lugar siempre tiene alguna forma de sorprender a la gente y hacer que las personas se reencuentren. ¿Qué has estado haciendo?- dijo sonriendo más relajado
-He estado trabajando en el museo de arte local. ¿Y tú? Supongo que no necesitas mucha presentación, viendo que siempre te veo en carteles en las calles y en todas las noticias-
-Es cierto- dijo riendo suavemente - Pero a veces me pregunto si la gente realmente ve a la persona detrás del casco-
-Yo siempre vi a la persona detrás del casco, incluso cuando éramos niños y solo soñabas con ser un piloto de formula 1- dijo mirando a Charles con ternura
La conversación fue fluyendo con naturalidad mientras compartían recuerdos de los días en que corrían por las calles de Mónaco en sus bicicletas, soñando con sus futuros. A medida que iba cayendo la tarde, Charles siente que algo empieza a florecer en su corazón.
-Siempre me pregunto qué habría pasado si no hubiera tenido que ir y seguir el camino que elegí. Si me hubiera quedado aquí, en Mónaco... contigo- dijo serio, pero con un brillo en los ojos.
-Creo que ambos sabemos la respuesta, pero ninguno de los dos quiso admitirlo- dijiste con una mirada melancólica.
-Pero ahora estoy aquí, volví aun que sea por poco tiempo. Y tú estás aquí. ¿No crees que, tal vez, este es el momento de poder descubrirlo?- dijo tomando tu mano suavemente.
-Siempre fuiste el mas valiente de los dos- dijiste sonriendo con timidez.
-Y tú siempre supiste como darme el valor que necesitaba- dijo acariciando tu mejilla.
El silencio reino en el momento, una mezcla de emociones retenidas por años y la innegable conexión entre ambos. Finalmente, Charles se inclina y te besa suavemente, como si el tiempo se detuviera y solo existieran ellos dos en ese pequeño rincón de Mónaco.
-Esto... esto es real, ¿verdad?- dijiste susurrando contra sus labios.
-Tan real como siempre tuvo que ser- dijo sonriendo, susurrando de vuelta.
Las luces de Mónaco comienzan a encenderse, Charles y Rebecca caminan por el puerto, sus manos entrelazadas. Ninguno sabe lo que el futuro les espera, pero ambos están dispuestos a nunca volver a separarse y descubrir su futuro juntos.
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- Awadelemon
Les debía mucho...