II

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Habían estado viajando durante unos cuatro días, la mayor parte del tiempo habían estado en silencio, solo siendo interrumpidos cuando el doncel tarareaba una canción de cuna a su abultado abdomen.

Hyung Sik quien había estado observando al doncel, tenía serias dudas acerca de lo que había creído anteriormente de él.

Siempre había resentido al doncel, le era leal al príncipe Taehyung, el cual estaba perdido en la adoración que tenía con su prometido. El príncipe, a pesar de estar en todas esas batallas, se las arreglaba para obtener un detalle para el doncel.

Cuando tenía demasiados regalos eran enviados directamente al palacio en donde esperarían a su dueño. Uno que nunca llego.

A pesar de todas las cartas que eran enviadas, nunca había recibido respuesta a alguna de ellas, así como tampoco cuando se enteró de la cercanía que el doncel mantenía con en ese entonces el príncipe Namjoon.

A pesar de las súplicas desesperadas del príncipe, el doncel no respondió. Había visto cómo el príncipe se había sumido en tristeza y desesperación por su prometido.

Ahora, viéndolo y notando su comportamiento, estaba seguro de que las cosas que el príncipe Taehyung creyó al final de su vida no eran la verdad.

Había cumplido con la orden del príncipe de mantener a salvo al doncel, debía decir que el trabajo era sumamente fácil. El doncel no corría peligro alguno porque su majestad Namjoon lo cuidaba celosamente.

Siempre custodiado o vigilado, nunca en peligro real, era la encarnación de una pareja amorosa. Hasta que la nueva concubina ingresó.

Desde ahí él que estaba dentro del palacio pudo decir que la relación inicio a decaer hasta que llego al punto en donde el consorte desapareció.

Fue claro que el emperador no puso tanto empeño como les hizo creer a todos. El que había investigado y había dado con el doncel rápidamente, aunque no se quedó a protegerlo. Sería muy raro que un hombre rondara a un doncel viudo embarazado.

Que el emperador ahora se empeñara en buscar a su esposo no era más que una treta para apaciguar a todos los funcionarios que estaban tensos con la declaración de la emperatriz viuda.

Los funcionarios exigían al consorte, la emperatriz viuda también lo pedía y ni decir del pueblo. Era claro que el emperador estaba desesperado por apaciguar toda la situación.

El hombre estaba siempre en mantenerse en la postura de ser una persona leal, amable y sobre todo de buena voluntad que no hería a nadie inocente. Declara a su amado esposo muerto sin ver un cuerpo más allá de solo tener pruebas dudosas no encajaba con esa imagen.

Hyung Sik se dijo que era el momento de entregarle la última carta del príncipe Taehyung al consorte. Se encontraban en una casa en donde esperarían que llegara el nuevo príncipe para continuar con el viaje.

Se dirigían hacia la frontera en donde el príncipe Taehyung había fallecido. Si bien era cierto que estaban en paz, la emperatriz viuda había logrado hablar con su sobrino para que aceptara a Jungkook como un refugiado al menos hasta que el príncipe por nacer tuviera algunos años.

Era claro que nadie sabría su verdadera identidad, pero al menos estaría seguro en suelo extranjero.

—Majestad, creo que es momento de entregarle la última petición del príncipe heredero —Jungkook prestó atención ante ello.

Hyung Sik entregó la carta y las manos temblorosas del doncel la sostuvieron. La carta tenía tanto tiempo que se veía descolorida.

—El príncipe la escribió en el corto tiempo que estaba capturado, la escribió con su propia sangre y con la paja suficientemente fuerte que tenía al alcance, está dirigida hacia usted —luego de entregarla Hyung Sik se retiró.

Crystal Hierarchy (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora