ɴᴏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴄᴇʀʀᴀʀ ꜱᴇꜱɪÓɴ

Capítulo 18

Sintiéndome completamente frustrado por la falta de comunicación, dejé escapar un profundo suspiro y pateé la mesa con mi talón.

—Podrías arrepentirte mucho si sigues así—.

—No hay nada de lo que me arrepienta más en mi vida que haberte dejado ir ese día—.

Sea como sea, simplemente lo va a descartar, en serio.

Si dijera esto frente a una pared no me sentiría tan frustrado.

Después de un momento de contemplación, medio impulsivamente, abrí las piernas y coloqué a Ludwig en el medio. Ludwig, sentado en la silla, me miró, sentado en su escritorio frente a él. Extendí la mano y puse la cabeza de Ludwig en mi regazo.

—...!—

Incluso sin verlo, me di cuenta de que estaba muy sorprendido. Los hombros de Ludwig se pusieron rígidos y, entre los botones de la camisa que había desabrochado debido a la bochorno, pude sentir claramente sus pestañas revoloteando como una mariposa.

Del cabello bien cuidado de Ludwig emanaba una fragancia fresca pero sutil. No era del todo clara, pero era un aroma profundo, verde y musgoso, que recordaba a un bosque húmedo. Le eché el pelo hacia atrás y le susurré al oído.

—Después de la operación, tomaré una medicina de otro mundo. Si no la tomo en una semana, podría morir. Volveré de verdad, así que ¿no puedes soltarme el brazalete un momento? Te contaré todos los secretos...—

Así que lo que acabo de hacer fue una especie de seducción. Aunque mi orgullo estaba un poco herido, si me permitiera escapar, podría hacerlo decenas de veces. Admiré mis dotes interpretativas mientras imitaba deliberadamente una voz dulce y cariñosa.

Debió ser como se siente un conejo engañando a un dragón.

De hecho, la seducción pareció tener algún efecto. Durante todo el tiempo que Ludwig estuvo acurrucado entre mis brazos, respiró y exhaló varias veces. Incluso después de calmarse, Ludwig, como si estuviera a punto de decir algo, frunció los labios varias veces y suspiró profundamente.

—Hyun.

Fue casi un éxito, pensé. Ludwig me llamó con firmeza. Tuve un mal presentimiento.

—¿Sí? ¿Qué pasa, Ludwig?

—Si vas a decir tonterías, ve a averiguarlo en otro lugar—.

—....—

Desde el principio parecía que no me creía.

Maldita sea.

Lo empujé por los hombros con irritación. Ludwig no pareció sorprendido ni siquiera cuando le quitaron la máscara.

—Realmente no estás interesado en mí.—

—¿De qué estás hablando?—