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~2015~

Al día siguiente, yo había invitado a salir a Rodrigo como agradecimiento por asistir a mi fiesta, de paso le daría los 250 pesos que le debía.

Iríamos a comer un helado y luego jugaríamos básquet, era mi deporte favorito.

—Hola.— saludó cuando abrí la puerta de mi casa.— ¿Lista para la mejor salida de tu vida?— cuestionó.

—¿La mejor o la peor?— dije burlona mientras él me quitaba mi pelota de básquet.

—Será la mejor, además, te enseñaré a jugar básquet.— comentó y reí.— ¿De qué te reís?

—Yo ya sé jugar básquet, no necesito que me enseñes.— respondí.— Vamos por el helado antes de que se haga más tarde.— hablé.

Durante todo el camino nos la pasamos hablando y conociéndonos más, antes pensaba que Rodrigo y yo solo nos hablaríamos por mi cumpleaños, pero no fue así.

Llegamos a la heladería y cada uno pidió su sabor favorito, nos sentamos en una de las mesas y comenzamos a comer nuestro helado.

—No te preocupes, yo pago.— avisó y lo miré mal.— ¿Por qué me mirás así? ¿No sos agradecida?— preguntó sarcástico.

—No es eso, solo que no estoy acostumbrada a que mis amigos paguen mis cosas.— contesté quitándole importancia.

—Dale, yo te lo quiero pagar, déjame hacerlo.— insistió.— Además, ni que fuera un montón de plata.

Acepté y al terminar nuestro helado fuimos a un parque que tenía la cancha de básquet. Comenzamos calentando un poco para jugar 1 vs 1.

—Ya sé porque te gusta jugar este deporte.— habló y lo miré intrigada.— Es porque sos enana y necesitas crecer.— se burló.

—Bueno, como vos sos demasiado alto, tenés 15 años y pareces de 10, el que debería de practicar este deporte sos vos.— recomendé al final.

—Te hago un trato.— exclamó.— Si vos me ganas, yo hago lo que me digas y te cuento un secreto, y si yo te gano, vos tenés que hacer lo mismo.— propuso.— ¿O tenés miedo?

—¿Miedo? Jamás, acepto tu reto, no llores cuando te gane.— dije desafiante.— El primero que meta 10 canastas gana.

Nuestro juego comenzó y no puedo negar que Rodrigo era muy rápido, hasta me sorprendía que no jugara mal.

Yo iba ganando 5-3, estaba a punto de meter otra canasta pero Rodrigo al evitar que lo haga me dio un empujón que me hizo caer de rodillas.

—¿Estás bien?— se agachó preocupado.— ¿Caíste muy fuerte? ¿Te duele mucho?

Toqué mis rodillas y ambas estaban con un poco de sangre, me había raspado muy feo, intenté pararme pero me dolía mucho.

—¿Tenés mi plata?— cuestionó y asentí.— ¿Dónde está? Con eso voy a comprar lo necesario para poder ayudarte.— comentó.

Él me entregó mi mochila y yo le di el dinero, íbamos a buscar alguna farmacia cerca pero yo no podía ni siquiera caminar.

—Vení.— exclamó y me cargó.— No tengo mucha fuerza así que voy a caminar despacio.— dijo y asentí.

Luego de varios minutos, por fin encontramos una farmacia, él compró lo necesario para que pueda curarme.

Empezó a limpiarme la herida con agua oxigenada, hice una mueca de dolor, ¿cómo iba a regresar a casa si ni siquiera puedo ponerme de pie?

—Perdón.— murmuró.— No debí empujarte, me tomé muy en serio el juego ya que no quería cumplir el reto.

—Está bien, lo importante es que ya me estás curando las heridas.— contesté para que no se sienta tan culpable.

Mientras él seguía intentado que mi herida esté mejor, por alguna extraña razón yo no podía dejar de verlo, incluso podía decir que me agradaba ver cómo se preocupaba por mí.

—Listo.— habló mientras me ponía unas curitas.— Llamaré a mi hermano para que venga a recogernos, no creo que yo pueda cargarte hasta tu casa.

—Puedo decir que soy más fuerte que vos.— me burlé.— Yo si te puedo cargar hasta tu casa.

—Es imposible que lo hagas, mirá que tenés las rodillas hechas mierda.— recordó y le di un golpe.— ¿Y eso por qué?

—Por hablar malas palabras y porque si no lo recuerdas vos me hiciste esto.— reclamé.

Rodrigo solo se empezó a reír, ya se estaba haciendo tarde, solo nos quedaba esperar a su hermano, no sabía que excusa le diría a mis papás cuando me vean así.

Te encontré (Carreraaa x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora