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Las vacaciones comenzaron y el estrés por fin desapareció, mis papás querían que viajemos para disfrutar mucho más las vacaciones pero yo no acepté por Rodri.

—¿Estás segura de que no querés viajar? Recordá que si no vamos, vas a tener que esperar hasta el próximo año.— habló mi papá.

—Seguro querés pasar más tiempo con tu nuevo amigo, ¿no?— supuso mi mamá, sentí mis mejillas arder y mi mamá suspiró.— ____, hay algo que tenemos que decirte.— contó y yo los miré confundida.

—Hija, hace un tiempo estuvimos pensando en hacer un cambio, con eso nos referimos a irnos a vivir a otra ciudad.— confesó mi papá y yo reí nerviosa.

—¿Es broma, no?— pregunté.— No pueden de un día para otro decirme que quieren que vayamos a otra ciudad.— me quejé.

—Si te lo decimos ahora es porque no queremos que te encariñes con ese chico ya que antes de que terminen las vacaciones nos iremos.— dijo mi mamá.— Si te juntas mucho con él y tus amigas, va a ser más difícil para vos despedirte. Además, íbamos a ir a nuestro nuevo hogar para ver cómo te sentís ahí.— explicó.

—Yo no me voy a ir a ningún lado, si quieren irse ustedes, bueno, pero a mí no me metan.— aclaré molesta, agarré mi celular y salí de la casa.

Llamé a Rodri pidiéndole que nos encontremos en algún lado porque tenía algo muy importante que decirle.

Me dijo que se encontraba en la heladería a donde siempre íbamos, me dirigí rápidamente ahí y apenas lo vi comencé a llorar.

—¿Qué sucede? ¿Te pasó algo o te hicieron algo?— cuestionó mientras me abrazaba y yo seguía sin responder.— Dale, decime algo porque me asustas un montón.

Me separé de él, y lo pensé un poco, ¿estaría bien decirle que no nos podríamos ver cuando empiece la escuela otra vez?

—Yo...— hice una pequeña pausa.— Yo solo me siento mal y necesitaba desahogarme con alguien, espero que no te moleste.— mentí.

—¿Molestarme? Vos sabés que no me molestas para nada, así que no digas boludeces, cuando me necesites, aquí estaré.— contestó y sonreí.— ¿Querés hablar de lo que pasó o querés despejarte un poco?

—Lo segundo me parece bien.— dije y él agarró mi mano para llevarme a caminar.

Nosotros estábamos caminando con las manos agarradas y yo sentía que en cualquier momento mis manos iban a sudar, estaba con mucha vergüenza y nervios.

Él se detuvo al ver a un señor que estaba vendiendo rosas, compró una y me la entregó.

—Una rosa, para otra rosa.— se burló de esa típica frase.— Es lo mínimo que te puedo dar para que te sientas mejor.— habló.

—Con esto es más que suficiente, sinceramente me gustaría que nunca se marchite.— comenté y él rió.— Sé que es algo imposible.— aclaré.

—¿Sabés algo? No va a ser necesario que esperes que la rosa te dure para siempre, a partir de ahora voy a regalarte una todos los días.— confesó y mi sonrisa apareció.

Estar cerca de Rodri siempre me hacía sentir bien, me sentía mal al mentirle, pero después de todo, no estaría mal esconderle este secreto, ¿no?

Te encontré (Carreraaa x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora