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Los días iban pasando y yo me sentía feliz y triste a la vez, Rodri estaba cumpliendo con lo de regalarme una rosa todos los días, un poco más y mi casa parecía un jardín.

Hoy no saldría con Rodri porque iba a pasear con una nueva amiga, Luana. Como recién nos teníamos confianza, fueron pocas las veces que habíamos salido, por eso rechacé la salida de Rodri.

—¿Cómo vas con tu novio?— cuestionó burlona.— ¿Ya se dieron un beso o aún no?— molestó.

—No es mi novio.— corregí.— Por lo menos no por ahora.— dije y ella comenzó a burlarse otra vez.

Luana y yo teníamos un destino fijo, así que solo caminábamos mientras hablábamos de distintas cosas, algo de lo que me di cuenta era que ella en cualquier tema metía a Rodrigo. Al inicio me lo tomaba normal pero ahora se me hacia extraño.

—¿Así que no se lo vas a decir?— preguntó luego de que le contara que me iba a mudar.— Yo que vos si se lo diría, pero es tu decisión, tranqui, tendré tu secreto bien guardado.— comentó.

—Sé que está mal ocultarle esto a Rodri, pero realmente no quiero decírselo y que él se sienta mal.— expliqué.

—Mirá, se me ocurrió algo, ¿qué te parece si me presentas a Rodrigo y me hago su amiga?— propuso.— Así yo podría ayudarlos a ambos con la relación que puedan llegar a tener más adelante.

—Eh, nosotros no necesitamos ayuda en nada, igual gracias por tus intenciones.— respondí confundida.

—Capaz yo también pueda hacer que él no se tomé mal la noticia de tu mudanza.— siguió insistiendo.

—Me lo pensaré.— me limité a decir.

Esta situación estaba demasiado rara pero no le quise dar importancia. Las horas pasaron y yo ya me encontraba cerca de mi casa, sentía que alguien me miraba pero cada vez que volteaba no había nadie.

Sin darme cuenta, comencé a caminar más rápido hasta que sentí que me tapaban los ojos.

—Soy yo boluda, no te asustes.— pidió el ojiverde y yo le di un golpe.— ¿Por qué me pegas?— se quejó.

—Vos por qué te apareces así de la nada, encima me asustas, pensé que me iban a secuestrar.— ahora yo me quejé.

—Tranquila, yo le doy unas buenas piñas a los que quieran hacerte daño.— dijo y comencé a reír.

—Sos un boludo, no sabés dar ni un golpe.— me burlé y me miró mal.— ¿Por qué me miras así? Yo solo estoy diciendo la verdad.

—Yo si he entrenado box.— contó.— Así que puedo pelear mejor de lo que te podés imaginar.— habló orgulloso.

—Bien, cuando estés en algún evento importante peleando, me buscas.— seguí burlándome de él mientras me acercaba más a mi casa.

Ambos vimos un camión no muy grande afuera de mi casa llevándose algunas cosas, mi miedo comenzó a aparecer.

—¿Y eso? Parece un camión de mudanza.— comentó.— Encima tu mamá está afuera conversando con los señores, ¿pasa algo y no me has contado?— preguntó.

—Eh, se me pasó decirte que mi mamá donaría algunos muebles y cosas que ya no usamos.— mentí.

—Mi vieja debería hacer lo mismo.— exclamó y suspiré, por lo menos no sospechaba nada.— Yo te dejo para que puedas ayudar a tu vieja.— indicó y lo abracé como despedida.

Me acerqué a mi mamá quien me miraba con un poco de tristeza.

—Hija, ya te dije que no deberías volverte cercana a ese chico, no queremos verte triste.— dijo.

—Si no quieren verme triste, no debemos de irnos a vivir a otra ciudad.— murmuré.

—Nos vamos en tres semanas.— confesó.— Así que tenés menos días para despedirte de todos tus amigos.— avisó.

¿Qué no faltaban como dos meses para que terminen las vacaciones? ¿Por qué teníamos que irnos tan pronto? Sin duda necesitaba aprovechar el tiempo necesario para estar cerca de Rodri.

Recordando lo que pasó anteriormente, ¿estaría bien hacerle caso a Luana? ¿Y si ella si lograba que Rodri se tomara bien la noticia?

Te encontré (Carreraaa x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora