①①

147 13 4
                                    

~2015~

Mañana me iría y yo seguía sin poder hablar con Rodri, no me respondía mis mensajes ni mis llamadas, eso me hacía sentir peor.

Luana tampoco me volvió a hablar durante estos días, pero yo iría a buscarla para decirle unas cuantas cositas antes de viajar.

Le escribí normal como si no estaría molesta por su actitud. La estaba esperando en el mismo parque donde me delató.

—Hola.— saludó con un abrazo y yo traté de no dejarme llevar por mis impulsos de cagarla a palo.

—No te hagas la buena gente conmigo.— pedí.— ¿Por qué lo hiciste? Se supone que estábamos siendo buenas amigas, dijiste que guardarías mi secreto.— recordé, quería llorar, pero no por ella, sino por Rodri.

—¿Por qué sos tan ciega?— cuestionó molesta.— Haces como si no te hubieses dado cuenta, pero a mí Rodrigo siempre se me hizo lindo y todo este tiempo quise llamar su atención pero él solo estaba pendiente de vos.— explicó.— Vos sos la mala amiga.

—¿Cómo podés decirme mala amiga? Nosotras recién estábamos comenzando a ser cercanas, ¿cómo iba a saber que él te gustaba?— dije y rió sarcásticamente.

—No sos tonta, ____.— habló.— No era muy difícil darse cuenta de todo, las chicas se dieron cuenta menos vos.— comentó.

—Eso no es justificación de nada, Luana.— exclamé.— Él se pudo haber enterado de una mejor manera, ahora no me quiere hablar, ¿sabés lo difícil que es tener lejos a una de las personas más importantes de tu vida?

—No me vengas con ese discurso que de nada te sirve, Rodrigo y yo comenzamos a hablar y estamos siendo más unidos en estos últimos días.— contó.— Te aseguro que cuando te vayas, Rodrigo va a estar conmigo porque se va a sentir solo.— dijo.

—¿Eso es bueno para vos? En pocas palabras estás diciendo que te va a usar para no sentirse solo.— expliqué.

—No tengo nada más que hablar con vos, nos vemos luego, o tal vez nunca.— se despidió y se fue.

Tenía tantas ganas de agarrar alguna piedra que esté cerca y tirarsela en la cabeza, tal vez así se le arregla un poco.

Regresé a casa sin los ánimos de siempre, estos días estuve ignorando a mis papás casi siempre, lo único que hacía era saludarlos, me eché en mi cama y esperaba que todo esto sea una pesadilla.

Hoy era el día de decirle adiós a todo, me sentía muy triste que tenía ganas de llorar todo el día.

—¡____, apúrate que ya tenemos que irnos!— gritó mi papá y yo bajé corriendo.

—Por favor papá, te juro que dejo de molestar pero llévame a la casa de mi amigo para poder despedirnos.— pedí y se negó.— Haré lo posible para adaptarme al nuevo lugar, solo quiero ver a Rodri por última vez.— insistí.

—Que sea rápido.— aceptó y lo abracé.

Estábamos camino a la casa de Rodri y deseaba con todo mi corazón que él se encontrara ahí y que no haya salido.

Llegamos y salí casi corriendo del auto para tocar desesperadamente la puerta. La señora Eli salió y me abrazó.

—Conmigo te podés despedir después, Rodri está en su cuarto, vení.— dijo y me llevó a la habitación del ojiverde.

Estaba nerviosa, muy nerviosa, ¿y si no quería que entrara? La señora Eli tocó la puerta y Rodri abrió, apenas lo vi, le di una gran abrazo y comencé a llorar, su mamá se fue dejándonos solos.

A pesar de eso, no recibí ningún gesto de él, su mirada no transmitía nada, solo estaba serio.

—¿Por qué no decís nada? ¿Por qué después de decirme que te gustaba querés conocer a Luana? ¿Por qué no querés despedirte de mí? Simplemente, ¿por qué?— cuestioné.

—Pará un poco, son muchas preguntas.— exclamó.— No sé a que venís, ¿querés hacer de esto algo más difícil? Sí, ahora quiero conocer mejor a Luana y eso no debería de interesarte porque nosotros perderemos cualquier tipo de comunicación.— explicó.

—Basta Rodrigo, solo te pido que me digas un "adiós, cuídate y te quiero mucho", quiero estar bien con vos.— comenté.

—No lo haré.— se limitó a decir.

—Está bien, entiendo tu molestia, realmente espero que seas feliz y que todo te vaya bien más adelante.— comenté.— Mirá, tengo el collar que me regalaste, siempre lo llevaré conmigo sin importar qué, siempre tendré el mismo número por si algún día te animas a conversar conmigo.— dije y salí de su cuarto.

Me despedí de la señora Eli por última vez y fui rápidamente al carro, mamá me abrazó fuertemente mientras yo me estaba desahogando. Esperé días, semanas, meses, años a que Rodrigo se animara a hablarme, pero nunca sucedió y yo me había cansado de esperar.

Te encontré (Carreraaa x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora