Siempre habíamos sido nosotros cuatro Shoko, Suguru, tú y yo. Hasta que todo comenzó a romperse. Nos fuimos distanciando entre traiciones y trabajo. Suguru se fue y Shoko tomó su camino como doctora de la escuela. Ahora solo estamos tú y yo con todo...
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Satoru y yo fuimos al lugar en el que habían tenido la misión Yuta y Toge. Por alguna razón sentía que iba a pasar algo y no me gustaba nada.
- Tras revisar todo el distrito comercial, hemos encontrado tres tipos de marcas residuales -nos dijo-. Ijichi nos dijo que era improbable que nos encontráramos más que eso
- Entiendo -dijo Satoru para después acercarse a la escena.
- Gracias -agradecí para después ir con Gojo.
Ambos mirábamos el lugar. Esto no tendría que ser así, la maldición no era de mayor rango y eso es sospechoso. Abrí los ojos sorprendida al detectar la energía maldita de Suguru. Miré a Satoru y él parecía haberse dado cuenta.
Después de eso volvimos a la academia para poder hablar con Ijichi, este parecía arrepentido ya que su mirada estaba en el suelo.
- Hemos descubierto que alguien colocó un segundo velo por encima del mío -nos informó-. Y también apareció una segunda maldición de primera categoría. Es mi culpa por no haberme dado cuenta, asumo toda la responsabilidad.
- No te preocupes, tu oponente era muy fuerte -dijo Satoru cruzado de brazos.
- ¿Tenéis idea de quién lo hizo? -nos preguntó.
- Sí -afirmé.
Después de eso, pasaron un par de días. El invierno se hacía notar, ya que cada vez los días era más fríos.
- Seguimos sin captar ningún movimiento de Geto -nos dijo Yaga-sensei-. ¿Seguro que no os estáis preocupando en vano?
- Lo siento, director, pero es imposible.
- Aparecerá tarde o temprano -dije esta vez yo mirando a mis estudiantes a través de la ventana-. Sentimos su energía en la escena, era la misma de hace años pero muchísimo más fuerte.
- Jamás confundiríamos la energía maldita de Suguru -murmuró mi novio mientras agarraba mi mano.
- Suguru...
Yaga-sensei abrió la boca sorprendido y salió corriendo en busca de ayuda. Suguru estaba en la escuela. Satoru y yo fuimos en su búsqueda,aunque también teníamos que proteger a nuestros estudiantes. Al llegar, Suguru estaba hablando con nuestros estudiantes, específicamente con Yuta.
- ¿Podrías dejar de predicarles tus disparates a nuestros estudiantes? -le preguntó Satoru.
- Vete, Suguru -dije está vez yo-. No tienes nada que hacer aquí.
Este se dio la vuelta y nos miró sonriente. Por un momento sentí alivio al verle, porque le había extrañado. Pero no podía volver para seguir con su plan, no lo iba a permitir.
