Siempre habíamos sido nosotros cuatro Shoko, Suguru, tú y yo. Hasta que todo comenzó a romperse. Nos fuimos distanciando entre traiciones y trabajo. Suguru se fue y Shoko tomó su camino como doctora de la escuela. Ahora solo estamos tú y yo con todo...
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Amanecer al lado de Satoru es lo mejor que puede existir. Despertar y ver su rostro tranquilo, parece un bebé. Lo más gracioso es que se le cae la baba y a veces habla dormido. Aún así me encanta.
Tenía que levantarle, las clases empezaban en una hora y teníamos que vestirnos y desayunar.
- Satoru, despierta -murmuré acariciando su rostro con delicadeza.
Poco a poco Satoru fue abriendo sus ojos. Al verme sonrió y hundió su cabeza entre mis pechos.
- Buenos días, Abril-chan -besó uno de mis pechos causando mi risa.
- Buenos días, Satoru -sonreí.
Después de unos pocos besos nos levantamos y fuimos al comedor ya vestidos. Al llegar, vimos a Suguru y a Shoko desayunando.
- Buenos días, chicos -nos saludó Suguru.
- Buenos días -respondimos ambos.
Fui hasta el lado de Shoko y me senté a su lado. Esta me miraba con cierta picardia.
- ¿Qué tal lo has pasado esta noche? -preguntó con una sonrisa divertida.
Me sonrojé y miré a Satoru de reojo, este hablaba animadamente con Suguru.
- Pues muy bien -sonreí con vergüenza.
- ¿Habéis...? -hizo un gesto con sus manos.
- Sí -murmuré.
La vergüenza me estaba consumiendo. ¿Acaso es algo tan malo como para ponerme así? No, no lo es.
- Que suerte tienes, Abril -comentó.
- ¿Por qué dices eso? -pregunté.
- Yo también quiero conocer a alguien que me quiera como Satoru te quiere a ti -soltó un suspiro.
- Ya llegará, no te preocupes por eso.
Shoko me ofreció un racimo de uvas y acepté gustosa. Las uvas están exquisitas.
- Cuando acabes con las uvas vamos a clase. Los nuevos llegarán dentro de poco -dijo Shoko acariciando mi cabeza.
- De acuerdo -metí una uva en mi boca.
Me acabé las uvas y fuimos a clase, Suguru y Satoru irían en unos minutos. Entramos y nos sentamos en nuestro sitio. Los chicos entraron y se sentaron. Yaga-sensei entró por la puerta y nos sonrió.
- Es un honor volver a teneros otro año más en la academia Jujutsu. Este año asistirán dos nuevos alumnos. Podéis entrar y presentaros.
La puerta se abrió dejando ver a dos chicos, uno tenía el pelo rubio y otro marrón. Sonreí. Parecían ser buenas personas.
