Arco III Parte II
¿Cómo me veo? ¿Convincentemente humano?
—Eurípides, Las báquides.
Seokjin había muerto aquí también.
Fue el primer pensamiento que pasó por la mente de Min Yoongi cuando sumó dos más dos y se dio cuenta de que su mejor amigo no era un ser humano común que simplemente había descubierto la piedra filosofal, la eterna juventud o se hacía muchas cirugías para verse joven, viviendo más de los cien años de alguna manera inofensiva.
Seokjin era un vampiro, alguien que había muerto muchas décadas atrás y cuyo cuerpo se sostenía de alguna manera por un virus que causaba vampirismo. Al menos, era la información que podía recopilar al respecto 1.0.
Vampiro o no vampiro. Yoongi sabía que, aquí también, Jin había muerto.
El general no podía rascarse esa incómoda picazón en el pecho de siempre llegar un momento más tarde y, en este caso, su marca estuvo muy fuera de línea —Trescientos años tarde, para ser precisos—.
Pero en este mundo, incluso cuando Seokjin no era, en términos técnicos, parte de los vivos, de todas maneras, aún conservaba con él todas las cualidades inherentes de sí mismo y todo el conjunto de características que, para el general, podían llamarse vivir.
No era lo ideal, pero los que mendigan no podían ser exigentes; Yoongi aceptaría cualquier pequeña ventaja.
Ya era mediodía y en todo ese tiempo había estado tumbado en el sofá con una compresa fría en la frente, observando a Seokjin seguir con su día en la relativa sombra de su negocio como si un total desconocido no hubiese irrumpido súbitamente en su local, desmayándose con poca gracia en frente suyo y mirándolo como todo un acosador después de haber despertado.
Yoongi tenía que darse crédito, de todas maneras, esto no era, ni remotamente, lo más extraño que había hecho en los últimos meses.
Algunos clientes entraban y salían, le dedicaban alguna mirada curiosa al sombrío Min Yoongi en una esquina y luego devolvían su atención al florista, que con una gran sonrisa, eclipsaría la atmosfera extraña que caía sobre la inofensiva floristería de colores pasteles de Kim Seokjin.
Quien parecía empeñado en actuar como si su inesperado intruso fuese invisible.
Yoongi no diría nada, de todas maneras, estaba devanándose los sesos tratando de pensar en una manera amable de abordar todo el asunto de "tenemos que volvernos cercanos para que bajes la guardia a mi alrededor y pueda robarme un pedazo de tu alma que no le pertenece a este espacio temporal, muchas gracias por su atención", sin espantar a Seokjin.
Y el hecho de que Seokjin fuese Seokjin en todos los universos significaba en gran medida que, sin importar lo mucho que Min Yoongi trabajara, él nunca se la dejaría fácil, porque Seokjin era esa clase de mejor amigo que a veces se deleitaba actuando como tu enemigo público número uno.
Yoongi no sabía cómo acercarse de una manera tranquila, siempre había sido el tipo de persona que llevaba la cabeza por delante, arremetiendo sin medir consecuencia y pensando después cómo enmendar las cosas.
Siempre fue más de pedir perdón que de pedir permiso.
Cuando el reloj dio las doce, la mujer mayor —Lucy— colocó el letrero de "Volvemos después de almorzar" antes de desaparecer en la parte de atrás de la tienda, dándole una palmadita en el hombro a Seokjin quien estaba detrás del mostrador; solo en este momento fue que este último pareció dedicarle algo de atención a Yoongi nuevamente.
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All The Lights We Can Not See | M. YG - K. SJ
Fanfic¿Qué diferencia había entre la vida y la muerte? ¿La respiración? ¿Órganos vitales frescos? ¿Funciones cognitivas activas? Para Yoongi, la línea divisoria entre la vida y la muerte era tan borrosa y confusa que bien podía hacerla a un lado. Para Yo...