All The Lights We Can Not See | M. YG - K. SJ

Capítulo 5°: Arco I Parte V

Arco I Parte V

Pero si dos personas no paran de buscarse, no resulta tan extraño que al final se encuentren por casualidad.

—Jostein Gaarder

Habría un par de cosas que Yoongi extrañaría de este lugar cuando tuviese que irse. Porque él sabía que tenía que irse, incluso si su misión [o lo que fuera que estuviese haciendo] resultaba ser completamente infructuosa.

[Bien, no era necesario repetirlo tantas veces, pero él necesitaba convencerse, ¿de acuerdo?]

Extrañaría a sus padres, por su puesto, como se extrañan a los padres que dan besos de buenas noches y dejan que acurruques tu rostro contra su camisa de trabajo sin importar que la llenes de grasa del desayuno. Los extrañaría hasta que el dolor fuese tan fuerte que lo dejase de sentir, como había sido más de diez años atrás cuando los había extrañado por primera vez.

Extrañaría a su abuelo y a patata y sus clases de yoga sentado y su bicicleta suicida y su mochila llena de basura.

Extrañaría a su hermana, incluso si tenía su propia versión en casa que ya extrañaba, extrañaría a sus compañeros de clase incluso, y a su profesora de inglés que lo dejaba salirse con la suya con las tareas que no presentaba.

Era extraño que, de hecho, también extrañaría a Wonwu y su temperamento de mierda.

Yoongi no mencionaría extrañar a Seokjin, aunque era obvio que lo haría, profundamente.

Pero, quizá, aquello que más extrañaría no serían las personas y sus recuerdos y sus hormonas y sus sentimientos demasiado complejos para los genios.

Él extrañaría más la luz del sol.

Incluso si Yoongi era extremadamente autoconsciente de su inteligencia, no sería tan arrogante para decir que podría...hacer algo al respecto. ¿Cómo podría llevarse consigo esta luz? ¿Mostrársela a Seokjin? ¿A su Seokjin? A él le encantaría.

Le gustaría la luz que calentaba el rostro, incrementaba la humedad de la piel para mantenerla hidratada con el sudor. El sol del centro que se sentía diferente al sol de las afueras de la ciudad y era totalmente distinto al sol que sintió aquella mañana cuando regresaban de su salida a la cabaña.

Era curioso, él sol que podía esconderse detrás de una nube pasajera y el sol que quedaba después de haber pasado por una tormenta que, de alguna manera, parecía estar metido en agua.

Un sol de agua.

Si es que tenía sentido.

Eran todos diferentes, y ninguno de ellos podía ser llevado en su bolsillo para mostrárselos a esa persona.

Quizá si recuperaba a—no— cuando recuperara a Seokjin, habría alguna manera de traer de vuelta todos esos recuerdos de sus fragmentos repartidos, seleccionarlos cuidadosamente, evitando las partes amargas, para mostrarle las luces que no había podido darle antes.

—¿Te falta mucho?

Era casi mediodía y estaban atrapados en un pequeño cubículo de un café internet relativamente cercano a la escuela de Seokjin. En realidad, era un salón de juegos, los "café internet" eran tan escasos como los cabellos del abuelo Min, pero cumplía el propósito de proporcionar cables, un computador y acceso a internet.