Capítulo 22°: Arco III Parte III

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Arco III Parte III

Mi anhelo era de color rubí. Lo llevaba en el cuello y todo era embriaguez y danza, cada día una especie de ahogamiento.

—Zeina Hashem Beck



Min Yoongi sabía reconocer cuando estaba en problemas.

Venía de la práctica, prueba y error, que lo había mantenido —si bien con vida—, en bastantes circunstancias indeseables a medida que crecía y experimentaba las tribulaciones que lo convirtieron en el joven general que era en la actualidad.

Ver a Kim Seokjin, un poco pálido, con los labios muy rojos, los colmillos brillando, los ojos imbuidos de una mezcla de deleite y ensoñación, el cabello desordenado, el cuello de su camisa colgando abierto precariamente sobre sus hombros y el ligero rastro de vino tinto que se deslizaba desde la comisura derecha de su boca, todo el camino desde su barbilla hasta desaparecer en algún lado de la tela blanca y delicada, manchándola de un peculiar tono granate...

... Sí, Yoongi estaba en problemas.

¿Cómo había pasado esto?

Bueno, para comenzar, no era algo de conocimiento común eso de que los vampiros de esta era no pudieran beber alcohol, sobre todo si sus niveles de sangre estaban bastante por debajo de la media.

O quizá simplemente había sido resultado de que Kim Seokjin no podía sostener muy bien el alcohol. Lo que ¿Disculpa? Estábamos hablando del mismo Kim Seokjin que podría acabar con una reserva completa de alcohol de la región Sur sin batir una pestaña ¿No?

No, claramente no.

Este Kim Seokjin era completa, absoluta, irrefutablemente diferente del Kim Seokjin que Min Yoongi conocía, y no sabía cómo sentirse al respecto. Porque, en honor a la verdad, no podría enfrentar el hecho de pensar que, quizá, este Kim Seokjin era una parte de él que Yoongi no conocía, que ocultó a su mejor amigo durante todo este tiempo.

Era como un juego de "Marca las diferencias, pero no le digas a Yoongi que son invisibles hasta que se canse de perder".

Resultó que, según 1.0., era problema de la sangre.

Se le bajó el azúcar. O algo por el estilo.

Una semana atrás, cuando Yoongi reunió todo su valor y le preguntó acerca de su quemadura y sus colmillos (que en realidad no fue una pregunta ¿cierto? Yoongi solo había ido y le había lanzado los hechos en la cara), Seokjin había evadido el tema cual profesional y desde entonces cualquier mención del asunto había sido esquivada cual pelota en Dodge Ball, para total consternación del general quien se tomaba muy en serio las heridas en el cuerpo de Seokjin desde que, ya sabes, había muerto sin su consentimiento.

Luego había aprendido de YinXi, a quien conoció dos días atrás, que Seokjin simplemente no estaba recibiendo muy bien la sangre de otras personas porque de repente su sangre le sabía a canela, y, aparentemente, él odiaba la canela.

Lo que sea que quisiese decir con eso.

No era que Seokjin, vampiro centenario, apenas un joven entre los de su clase, no supiera mejor y fuera un quisquilloso con la comida.

No.

Era que algo, totalmente desconocido y ajeno para Min Yoongi, había despertado tardíamente su pubertad vampírica.

All The Lights We Can Not See | M. YG - K. SJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora