oscuridad y luz

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Después de haberme ido a mi habitación, no pude conciliar el sueño, solo daba vueltas en mi cama, hasta que no me di cuenta de cuando me dormí. Cuando me desperté, hice lo básico y luego me fuí al bosque a practicar un poco. Estaba rodeada de árboles muy altos, que filtraban algunos rayos del sol, y el suelo cubierto por algunas hojas secas. Mientras el aire golpeaba mi cara, seguía con mi entrenamiento. Mi cuerpo se movía fluido y con gracia, mientras trepaba los árboles, esquivaba y lanzaba golpes. Pero, de repente la imagen de mi padre quemando los cuadros llegaba a mi mente, no creo que haya sido capaz, pero ¿y si así lo hizo?. Seguía con mi entrenamiento, hasta que las palabras de mi padre volvieron a atacar, sentia confusión, enojo, tristeza. Pero quería entender su decisión. Y de la nada caí con fuerza del árbol. Mientras mi pecho subía y bajaba con rapidez, me dolía todo el cuerpo debido a la caída. Seguía tirada en el suelo, y mirando al cielo, que estaba cubierto por los árboles. Y de repente una voz interrumpió mis pensamientos.

-¿Acaso no te piensas levantar? La Carlota que conozco, no se rinde fácilmente.-dijo Yeimi con una amplia sonrisa en el rostro. Y me tendió una mano para ayudarme a parar.

-Desde cuándo estás ahí?- pregunté curiosa, mientras sostuve su mano. Y empecé a sacudirme.

-Ehh...bueno, yo.- balbuceo desviando la mirada con nerviosismo.

-Bueno, solo quería saber ¿Cómo estás?.-respondió con una pausa incómoda antes de continuar.-Y saber si Vladimir no te ha vuelto a molestar.

-Estoy bien. Pero hay algo que no me cuadra, y me tiene un poco confundida.-dije desviando la mirada al suelo, mientras jugueteaba con mis dedos.

-¿Tiene que ver con tu padre?-preguntó en un tono suave, mientras se acercó para agarrarme las manos, y darme leves caricias.

-Pues sí, algo así. Sobre lo de Mónica quedó todo aclarado. Pero le pregunté por qué no había cuadros de mamá en la casa y respondió que los había quemado. Nunca hablaba de mi madre, pero me enteraba por otros de que ellos eran una pareja muy felices, y que se amaban. He tratado de no hacerle preguntas sobre ella, porque pensaba que aún le afectaría. Pero me sorprendió la facilidad y la normalidad que soltó al decirme que los había quemado.-dije soltando un suspiro pesado.

-Estoy algo confundida, ni si quiera se que pensar.-murmuré mientras soltaba sus manos, y empecé a caminar.

-Deberias dejar que él mismo te de las respuestas, cuando esté seguro.-contestó Yeimi, mientras empezaba a seguirme.

Solo di un leve suspiro y seguí caminando. Tal vez debería hacerle caso a Yeimi. Pero quiero sacarme las dudas, no puedo quedarme así. Siempre es un misterio, todo es un misterio. Y no voy a quedarme a esperar respuesta, que quizás ni me piensen decir.

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-Bueno, ya llegamos. Y piensa en lo que te dije sobre darle tiempo a tu padre.-respondió con un gesto de empatía y un abrazo reconfortante.

Simplemente le di una leve sonrisa y me dirigí a la casa. (DESCRIPCIÓN DEL CAMINO)

Cuánto entre a la casa subí las escaleras y me dirigí a él despacho de mi padre. Tenía que volver a preguntarle sobre los cuadros y el por qué no hablábamos de ella. Estaba parada al frente de la puerta, deseaba con todas mis fuerzas encontrar respuestas a las preguntas que seguían martillando en mi mente. Tomé una respiración profunda y golpeé la puerta. Al escuchar un leve murmullo de permiso, abrí la puerta cautelosamente y entré en la habitación. Papá estaba sentado frente a su escritorio, absorto en la lectura de algunos documentos. Su expresión era algo lejana y fría.

Me acerqué lentamente, sintiendo el peso de la tensión en el aire. -Papá.- comencé, tratando de mantener mi voz firme a pesar de la confusión que cargaba. -Necesito hablar contigo.-

corazón de Doble Filo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora