corazón de Doble Filo

Un paso Acia la verdad

Después de una noche sin dormir, me levanté decidida a buscar respuestas. Evité el desayuno y tomé el diario, saliendo de la casa sin que nadie me viera. No quería enfrentarme a Mónica, a mi padre ni a Anyelina en ese momento.

Mientras caminaba hacia la casa de Vladimir, llegué al bosque y vi a Anyelina hablando con una mujer muy extraña.

–Está decidió de que será Carlota. Con ella en el camino no podremos ejecutar el plan.-dijo Angelina a la mujer.

¿Qué plan? ¿Qué tiene que ver conmigo? ¿Quién es esa mujer, y por qué me conoce?
Tengo que estar más atenta a Angelina, si antes no confiaba en ella, ahora menos. Y... ¿Quién es ella? Debo investigarla también. Sus ojos color miel, miraban todo a su alrededor, pendiente de si había alguien más, su melena grisasea caía en cascada por su espalda, no se veía mayor, pero vieja, y su tez mestizo. Aunque vista bien, tienen muchas características en común. ¿Será su madre?

Un ruido de la rama seca que sin querer había pisado, se pusieron alertas, entonces antes de ser descubierta me alejé.

Ahora solo me iba a enfocar en sacarle información a Vladimir, después me concentraba en ellas.

Cuando llegué al castillo, parecía que él ya sabía de mi presencia. Me sorprendió un poco, pero antes de que pudiera decir algo, él intentó besarme. Me alejé, dejando claro que no era por eso que había venido.

—Vladimir, necesito respuestas, sobre Francisco. —dije, con determinación en mi voz—. ¿Qué sabes tú de él? Y... ¿Erinson es tú padre?

Hubo una pausa mientras él consideraba mis preguntas, pero luego comenzó a responder.

—¿A qué vienen esas preguntas? Y si, Erinson es mi padre.–Sin embargo, algo en su tono y sus respuestas me pareció extraño, como si le costara.

—Entonces Francisco es tu abuelo...– confirmé, y era un poco asqueante pensar en él hecho de que me había metido con mi primo.

—Vladimir... ¿Tú qué sabes de Diakandy?–pregunté, mientras dudaba si mostrarle o no el diario. Mi madre había escrito, que no le confiara esto a cualquiera.

—Anmm, no me suena de nada. Pero...¿A qué viene todo esto? Pensé que venías a...-lo interrumpí y dije cortante.

—Solo contesta y ya. Te dije que no me importaba escuchar tus excusas baratas, y ahora menos después de lo que me acabo de enterar.

—¿De qué te enteraste?–me miró curioso, y con el ceño un poco fruncido.

—¿Sabes si tu padre tiene hermanos, o más bien una hermana?

—Mmm, no. Mi padre fue hijo único.

—Vladimir, otra cosa. ¿Por qué no me comentaste que tú pueblo nos iba a atacar?

—Ja, creeme que ni yo sabía. Bueno, si lo imaginé que iba a atacar muy pronto, y te lo comenté. Aunque no sabía cuándo lo iba a hacer. Últimamente no me ha tomado en cuenta, por la pelea que tuvimos.– confesó Vladimir, mientras soltaba un suspiro pesado.

—Entiendo... Y, ¿Puedo saber?–

Negó con la cabeza, mientras miró el diario, y dijo:

—Me lo piensas enseñar, ¿O no?

—Vladimir, aquí hay cosas delicadas...

—¿Tiene que ver sobre las preguntas que me hiciste?

No confiaba lo suficiente en él, pero debería saber que es mi primo. Así que solo le mostré aquellas partes. Y soltó un bufido, y dijo: