Convencer a mi papá para que organizara la fiesta no fue fácil, pero finalmente accedió. Pasamos el día entero preparando la sorpresa para Mónica. Decoramos el jardín con luces doradas, colgándolas de las ramas de los árboles y colocando mesas llenas de comida deliciosa. El aire estaba cargado de excitación y anticipación.
Cuando Mónica llegó a casa, la sorpresa en su rostro lo dijo todo. La mandamos a cambiarse y la ayudé a ponerse el vestido que había preparado especialmente para ella: un hermoso vestido rojo pasión. Yo llevaba un pequeño vestido azul, Antonella y Yeimi estaban juntos y también vestían elegantemente. Antonella llevaba un vestido que la hacía ver muy sexi, y Yeimi no siquiera la notaba y eso me ardía la sangre. Quería golpearlo y hacerle entender a la gran chica que estaba despreciando.
El jardín se veía mágico bajo la luz de las estrellas, y el resplandor de la luna llena. La música tribal resonaba, por todo sombravalle, manteniendo a todos en movimiento. Era la primera vez que veía a Mónica tan feliz. Ella cargaba una sonrisa de oreja a oreja. Estaba radiante, sus ojos brillaban de emoción mientras recibía felicitaciones y abrazos de todos.
Anyelina estaba en la fiesta, aunque se mantenía distante. Noté que me miraba de vez en cuando, su expresión difícil de leer. A pesar de su reserva, me alegraba que hubiera venido. Aunque podía ver su diagusto.
Todos estaban disfrutando. El ambiente era festivo y lleno de alegría. Estábamos planeando disfrutar mucho cuando de repente, uno de los guardianes se acercó con el rostro tenso.
-¡Alfa, Jeyfer!- llamó uno de los encargados de la vigilancia, su voz llena de urgencia. -¡Los vampiros se están acercando!
No había terminado de hablar cuando los vampiros llegaron, irrumpiendo en el jardín y arruinando todo. El caos se desató en cuestión de segundos.
Las risas y la música creada por algunos del pueblo, convirtieron en gritos de terror y rugidos de batalla. Las mesas fueron volcadas, y los adornos quedaron destruidos mientras todos peleábamos para defender a nuestra manada. Mónica, aún en su hermoso vestido, se transformó en loba y se lanzó a la batalla con ferocidad.
Yo me encontraba en medio de la pelea, luchando con todas mis fuerzas. ¿Por qué Vladimir no me avisó? Entiendo que no haya podido detener a su padre, pero... Esa distracción casi me costó caro. Volteé justo a tiempo para ver a Antonella enfrentarse a una vampira. Con movimientos rápidos y precisos, la derrotó fácilmente.
En ese momento, vi a Yeimi luchando con un vampiro. Otro vampiro se acercó rápidamente, con la intención de acabar con él. Quería evitarlo, pero Antonella fue más rápida y acabó con el vampiro de un solo golpe. No tuvo tiempo de voltearse antes de que otro vampiro la golpeara, viéndola caer al suelo, inmóvil.
-¡Antonella! - gritamos Sebastián y yo mi corazón latia con fuerza un nudo se formó en mi garganta mientras que mis cuerpo templaba.
Gruñímos con furia y corrí hacia ella, esquivando a los enemigos a mi paso. La tomé en mis brazos justo cuando Sebastián se acercaba también. Juntos, la sacamos de allí, protegiéndola de los ataques que seguían.
Las llamas comenzaron a elevarse alrededor nuestro, devorando las casas de madera y llenando el aire de humo. SombraValle se estaba convirtiendo en un infierno. Los gritos de dolor y desesperación eran ensordecedores, y el paisaje de destrucción era desolador.
Llevamos a Antonella a un lugar seguro, lejos del caos que se desataba en el jardín. Sus heridas eran profundas, y la preocupación me invadía mientras Sebastián y yo intentábamos detener la sangre. Mi mente estaba en blanco de tanto miedo y rabia.
—Antonella, por favor, aguanta.– susurré, tratando de mantener la calma.
Sebastián se inclinó sobre ella, sus ojos llenos de dolor. —No te preocupes, Anto. Vamos a hacer lo posible para curarte.–
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corazón de Doble Filo
Vampirosun pasado lleno de secretos un romance prohibido amistades puestos a pruebas Carlota y sus amigos tendrán que enfrentar todo tipo de cosas para poder descubrir que llebo a su puebro ala guerra.