Hoy me había despertado muy tarde, y después de haber comido salí al jardín a tomar un poco el aire. Aún estaba con la duda de contarle o no a Yeimi, y ahora que lo pienso bien, no quiero involucrar a Antonella... Pero tal vez me ayude con ideas.
Y sobre Yeimi quizás le muestre el diario, hemos sido amigos desde siempre, y el no tiene la culpa de no ser correspondido. Aunque si estubo muy mal lo que hizo con Antonella...
-¡Carlota!- exclamó Yeimi, haciendo acto de su presencia.
-¿Qué haces aquí? Te dije que hablaría contigo después.-solté molesta, ¿Por qué siempre hacía lo contrario de lo que le decía?
-Carlota, quiero contarte algo... Ya no se cómo controlarlo y seguir ocultándolo.-dijo en modo confidencial, mientras me llevó a un lugar más apartado. Después miró que no nos vieran, y me mostró sus dientes... Espera, ¿Por qué sus colmillos están tan exageradamente largos? Acaso...
-¿Y esos colmillos?-pregunté temiendo por la respuesta, era muy obvio pero aún me negaba a creerlo. Es que ni lo parece, aunque ahora que lo pienso yo tampoco lo aparento. Quizás al tener más razas, se disimula.
-Soy un vampiro, Carlota.-murmuró en un tono preocupado.
-¿Desde cuándo lo has sabido?-pregunté mientras fruncía ligeramente el ceño.
-Desde hace dos años me limaba mis colmillos para que no fuera muy evidente, y el color de mi piel nunca fue problema, pero cuando me faltaba sangre me empezaba a descontrolar. Intenté acostumbrarme a vivir sin ella, pero... Me debilitaba mucho, y... Ahora he intentado seguir limando mis colmillos, pero ahora se regeneran más rápido.
Se notaba el tic nervioso de su pie, y como miraba mis ojos con ansias de que le diera una solución. Yo también tenía sangre de vampiro, pero aún no se desarrollaba, y al menos yo contaba con el apoyo de mi padre, pero él... tal vez por eso vino a dónde mí. Me podia imaginar lo preocupado y ansioso que debía sentirse al descubrir tal cosa, y tener que ocultarlo por su bien, y el de su familia. Pero, espera...
-Eso quiere decir que tus padres...
-No son mis verdaderos padres.-dijo terminando por mí.
-Sería mejor si le pidieras explicaciones, ellos deberían saber.
-Tienes razón, no pensé en eso antes.-habló Yeimi, mientras se pasaba la mano por el cabello, en forma de frustración.
-Carlota, ¿Qué crees que pase conmigo?-continuó él, mientras me miraba con duda.
-Creo que por ahora debes continuar con el secreto, y averiguar más con tus padres... Quizás ellos también lo son, y te ayuden.-contesté en un tono suave, mientras mis manos se posaron en las suyas en forma de consuelo.
-¿Será que ellos también lo son?-dijo y después negó con la cabeza. -No. No creo, me lo hubieran dicho, además... ¿Por qué estaban aquí entonces?
-Deberías hablar con tus padres, Yeimi.-dije, mientras soltaba un suspiro.
-Mmm, sí.
Apartó la mirada, como si le costara, decir lo que estaba pensando. Pero, dijo:
-Perdón por meterte en esto, pero es que no sabía a quién decirle... Y cómo te has estado juntando con ellos, pensé que me podrías ayudar.
-Te entiendo, y sobre eso... ¿Te acuerdas que te tengo que contar algo? Trata de lo mismo, y algo más...-dije mientras miles de dudas cruzaban por mi mente. Aún no estaba segura de que si se lo quería contar o no. Pero él había confiado en mí, para contarme esto. Así que lo tomé como señal del destino.
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corazón de Doble Filo
Vampireun pasado lleno de secretos un romance prohibido amistades puestos a pruebas Carlota y sus amigos tendrán que enfrentar todo tipo de cosas para poder descubrir que llebo a su puebro ala guerra.