Capítulo 4

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Max había escapado del local cual rata miedosa. Retomando el aliento en la parte trasera del coche, todavía no terminaba de procesar una mañana tan inusual.

Su chofer lo llevaba de vuelta a la propiedad principal de los Verstappen, donde en unas horas se llevaría a cabo una pequeña reunión con algunos invitados de su padre que imaginaba, eran aquellos comerciantes "especiales", debía estar presente porque, al final de cuentas, él era el heredero directo de la familia.

En todo su camino de vuelta a casa se sorprendió pensando en algunas cosas. Para empezar, cuando llegó, la imagen de ese hombre de baja estatura y cara pecosa le hizo sentir profundo interés de golpe. Verle agitado era, honestamente, muy llamativo. Su peligrosa forma de acercarse, el como de repente parecía no importarle que su apellido fuese tan grande y, aún más, aquella faceta de padre.

Extendió la mano para tomar una carpeta en el lugar de al lado. Max sabía quién era Sergio, después de todo, siempre tenía información detallada de las personas que habitaban sus propiedades. A su papá no le gustaba mucho la idea de ofrecer alquileres porque pensaba que, por los precios de su hijo, eran más caridad que otra cosa, pero al final eran sus propiedades y él tenía la facultad para decidir.

Abrió la carpeta, en ella se veía una hoja donde se redactaban algunos detalles de la vida del pecoso.

Tenía 31 años, nacido en México, en un lugar que Max no supo pronunciar. Era viudo, su esposa había fallecido apenas un año antes, padre soltero de dos hijos de 6 y 2 años, su fallecida esposa venía de una familia de renombre en México, pero por alguna razón habían decidido ignorarlos una vez ella se fue. Sus estudios universitarios como ingeniero en alimentos y había declarado llegar a Holanda por recomendaciones de un amigo, en la parte donde se le preguntó por qué quería la propiedad en renta, él dijo: Bueno, soy un hombre que pronto dejará de ser productivo. No sé si tendré 30 años más para cuidar a mis hijos, así que ahora mismo debo intentar adelantarme a lo que sea que pueda ponerlos en peligro.

La tarde cayó y poco después llegó la noche.
Checo hacía su mejor esfuerzo por no caer rendido antes de tiempo, estaba agotado y en momentos como ese, realmente se planteaba contratar a alguien siquiera por un tiempo.

Sergio soñaba. Algún día habría ahorrado el dinero suficiente para no necesitar trabajar siquiera por una vez, podría salir de paseo con sus hijos y comprarles un montón de cosas, sus favoritas. Podría dormir 8, 12, 16 horas si quería, pero ese momento no era hoy. Hoy debía respirar profundo y seguir de pie. La razón por la que no contrataba a nadie era precisamente porque su dinero no rendiría y no era un desgraciado para pagar miserias.

—Disculpe, mi plato se enfrió.— Una mujer levantó la mano desde una de las mesas del centro, el lugar estaba lleno.

Sergio salió desde la barra hasta ella, después de todo, el ruido no le permitía escuchar con claridad.
—Disculpe ¿Pasa algo?

—Mi plato— La chica ni siquiera miró al pecoso, tenía la nariz sumida en el teléfono —Está horriblemente helado.

El de pecas frunció las cejas y tocó con cuidado el borde de la vajilla, estaba frío, tal como ella decía, pero Sergio recordaba haber servido ese plato a tiempo y bien cocinado, tal como todos en el comedor.
—Puedo calentarlo si quiere, no me tomará más de 5 minutos.

—Ew, no.— Por fin la pelinegra levantó la mirada con un gesto de disgusto —Sería mejor que simplemente lo cambies, no voy a comer esto, ya se enfrió.

—Bueno, señorita, en ese caso tendría que cobrarle ambos, le estoy dando la opción de...

Ella interrumpió con una risa burlesca levantando ambas cejas y mirando directamente a Sergio.
—No voy a pagar por algo que tú tienes que hacer. Estaba tomando algunas fotos y hablando con mis amigos ¿No deberías simplemente cambiarlo?

El mexicano volteó alrededor, algunas personas empezaban a poner atención en aquella escena.

—¿Y bien? Quisiera comer rápido, tengo cosas qué hacer.— Ella insistió.

—Señorita, no puedo hacer eso. No hay una razón justificable para enmendar la situación en este caso, pero puedo ofrecerle calentar su comida sin costo extra.— A Sergio le preocupaba perder más tiempo y sobre todo, nunca había tenido un inconveniente de ese tipo.

—¿Tú no sabes quién soy?— Ah, si tuviera una moneda cada vez que alguien le dice eso ya tendría tres —¿Te suena de algo el apellido Piquet? Porque estás viendo a una de sus chicas ¿Todavía estás seguro de no querer darme mi plato?— La actitud de la mujer empezaba a molestarle.

—Mire, no tengo idea.— Sergio odiaba de sobremanera las injusticias y la gente abusiva, era enemigo de la gente con esas actitudes y ella parecía genuinamente convencida de que el mundo le debía las gracias por existir —Le he dado opciones, por favor decida, necesito volver a trabajar.

Y tenía razón, las personas seguían entrando y algunas ya esperaban en la barra. La gente los miraba y eso le estresaba porque significaba inconformidad y jamás se había permitido eso.

—Bien, si eso quieres te vas a arrepentir.— De repente, ella ya tenía su teléfono apuntando hacia Sergio.
—¿Cuál es tu nombre? Dime, dime tu nombre.

El de pecas no sabía cómo reaccionar, miró a los lados y ahora no era solo ella grabando, habían un par más.

—Este señor de aquí está siendo terriblemente irrespetuoso conmigo, acaba de ofenderme horrible y por si fuera poco, se niega a cambiar mi comida, que ya está fría ¿Pueden creerlo?— El comentario se dirigió al teléfono, así que Sergio asumió que estaba grabando para alguna red social.

Sintió pánico, fuesen muchas o pocas personas, tenía miedo de que esa mala reseña le trajera problemas y bajas en las ventas, a veces apenas lograba mantener las cuentas ¿Qué haría si bajaran?

—Señorita, por favor. Yo no estaba siendo grosero.— Por inercia movió las manos intentando explicar.

—¡Dios mío!— La mujer pegó un grito de dolor —¡Ustedes lo vieron! Ese hombre acaba de golpearme.— Jamás dejó de grabar, todo estaba siendo subido al instante a sus redes.

Las personas lo miraron, algunas madres mantuvieron alejados a sus hijos y otros más seguían grabando.

Sergio retrocedió un par de pasos pidiéndole calma a la pelinegra. Ni siquiera la había tocado, pero cómo hacía entender eso sin parecer un mentiroso desesperado.

•••

Solo abri este apartado para quemarme.

Toda esta semana estuve pensando que sería la carrera de Azerbaiyán, por los horarios según yo no ví las prácticas, y sí se me hacía raro no ver nada relacionado en redes pero por la escuela no tuve mucho tiempo de pensar en ello.
Hoy puse alarma para ver la Qualy y quedé como idiotA cuando ví que era hasta la semana que viene. 🤡

Buenas noches a ebribadi.

Checo's pizza | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora