Capítulo 10

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Dicen que estamos unidos a alguien con un hilo rojo, que nos encontramos con aquella persona en algún momento dado de nuestras vidas, que estamos destinados. A Seonghwa no le gustaba creer aquello, por más que aquella leyenda extranjera se hubiera grabado en su mente cuando la escuchaba un sinfín de veces, él no podía creer que una cosa así fuera posible, ¿Cómo podemos estar unidos a alguien? ¿Porqué estar unidos a alguien? Cuando la vida es tan incierta, ¿Cómo confiar en el determinismo de estar predestinados?,  ¿Cómo saber quién es el indicado? Con aquella mente llena de razón y lógica le costaba creer que realmente hubiera algo como el destino, algo como aquel famoso hilo rojo, y sin embargo mientras la noche se extendía y las luces amarillentas alumbraban el rostro del hermoso modista frente a él, no podía evitar considerar que, tal vez, y solo tal vez, aquel hilo rojo era algo real, tal vez no era un hilo, tal vez no era rojo, porque Park Seonghwa no tenía mucho cariño a ese color, pero se hacía a la idea de que estamos hechos, impulsados, a conocer gente, a poder estar con aquellas personas. 

Era una fuerza invisible la que hacía que su pecho se contrajera cuando los labios contrarios se curvaban con una sonrisa y él no podía evitar sonreírle al hombre. No podía evitar los nervios que lo llenaban cuando veía al más bajo acercarse a él, era simplemente algo que no podía evitar, y Seonghwa no quería evitarlo, disfrutaba aquella sensación en el estómago cuando estaba cerca del bajo, aunque se hubieran conocido solo aquella noche, se sentía tan familiar que lo asustaba, pero no quería correr, Park Seonghwa quería quedarse junto a Hongjoong. 

-Creo que, al final Marruecos es un lugar al que me podría costumbrar.- Wooyoung hablaba escandalosamente, recibiendo un asentimiento por parte de Seonghwa, quien no tenía interés en escuchar lo que el menor tenía que decir, sin embargo su cabeza giró en 180 grados cuando Hongjoong respondió al comentario de Wooyoung. 

-Yo también, realmente me gusta mucho estar aquí, me siento muy cómodo. 

Seonghwa asintió con las palabras del menor. Ojalá ambos se quedaran en Marruecos juntos, podrían fingir ser dos buenos amigos que vivan juntos en una casa a las afueras de alguna ciudad. ¿Era posible enamorarse de alguien a quien acabas de conocer? Estaba seguro que eso no era posible. 

-¿A ti te gusta Marruecos?- Con voz suave el modista preguntó mientras fijaba su mirada en el perfil de Seonghwa. 

-Me encanta Marruecos.- Respondió mientras sonreía hacia Hongjoong. 

Mentiroso, no llevaba ni dos días allí, pero algo dentro de Seonghwa lo obligaba a querer simpatizar con Hongjoong, suplicaba que aquella necesidad de buscar interactuar con el más bajo no fuera solamente alguna corazonada suya, y realmente hubiera una conexión entre ambos. 

Seonghwa sabía que no estaba enamorado, sin embargo podría jurar que una creciente atracción por el modista incrementaba mediante las horas en aquella fiesta transcurrían. Sus labios se curvaban en una sonrisa, sus ojos seguían los labios de Hongjoong mientras este conversaba animadamente con Wooyoung y San. Park sabía que Kim Hongjoong era guapo, más que eso, Kim Hongjoong era divino, lo comprobaba cuando veía a las mujeres más jóvenes de la fiesta mirarlo de reojo, eso solo hacía que Seonghwa sacara el pecho ligeramente, orgulloso de ser él quien estuviera hablando con el modista tan animadamente. 

Recargó su cabeza en el respaldo mientras Hongjoong tomaba otra copa de champagne, y reía escandalosamente ante los chistes de Jung Wooyoung, deberían ser alrededor de las once de la noche, en la maravillosa ciudad de Tánger, la noche, tranquila y animada tenía casi adormilado al periodista, quien se mantenía callado, solamente respondiendo con oraciones cortas a las preguntas que el modista le dirigía, Park siempre había sido más callado, prefería escuchar antes que hablar, sin embargo, Hongjoong parecía disfrutar de contarle a Seonghwa todo lo que se ocurriera, y el mayor no podía estar más feliz de aquello, tal vez si no fuera por los constantes comentarios de Jung, hubiera disfrutado aún más de aquel momento, pero prefería no quejarse. 

El patrón del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora