CAP 22

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∆POV JENNIE

Afuera de mi casa, sentía el calor de los brazos de Leo rodeándome por la espalda mientras él estaba recargado contra la puerta. Su abrazo era fuerte, casi desesperado, como si temiera que si me soltaba, me perdería para siempre. Sus manos grandes y cálidas descansaban sobre mi cintura, y por un segundo, me permití olvidar el caos que habíamos vivido en las últimas horas. El suave viento de la noche me acariciaba el rostro, pero lo único que realmente me importaba era el peso de su abrazo, su respiración detrás de mi oreja.

Mis pensamientos iban y venían, recordando la conversación que acabábamos de tener sobre la terapia. "Terapia." No podía evitar sentir una mezcla de rechazo y orgullo. ¿Realmente la necesitábamos? No quería pensar que nuestra relación había llegado a ese punto. La verdad es que no me veía sentada frente a un extraño, hablando de mis sentimientos, de mis miedos… de nosotros.

-No quiero ir,-dije finalmente, rompiendo el silencio entre nosotros. -No creo que necesitemos una terapia.

Sentí cómo Leo tensaba los brazos por un segundo, como si estuviera preparándose para una nueva discusión.

-La necesitamos, Jennie- dijo con calma, pero con firmeza, dejando claro que no iba a ceder fácilmente.

-No la necesitamos-repliqué, cruzando los brazos mientras seguía sintiendo su cuerpo detrás de mí. -Podemos resolver esto nosotros mismos.

El silencio se extendió por un momento, hasta que lo escuché suspirar. Sabía que estaba tratando de no perder la calma.

-Solo quiero que lo intentemos,-dijo con suavidad, inclinando su cabeza hacia la mía. -Una sesión, Jennie, solo una. Si te sientes incómoda, buscamos otra manera de solucionarlo, pero al menos intentémoslo una vez. Solo por esta vez.

Miré hacia abajo y empecé a jugar con sus dedos, acariciando la suave piel de sus manos. Era un gesto que siempre me calmaba, y sabía que él también lo disfrutaba. A veces, solo ese simple toque entre nosotros parecía ser suficiente para recordarme que, a pesar de todo, lo nuestro valía la pena.

- Solo quiero lo mejor para nuestra relación,-susurré, aún acariciando sus dedos. -Quiero que estemos bien, Leo.

-Lo sé-respondió, apretando suavemente mi cintura. -Sé que quieres lo mejor, pero a veces, Jennie, hay límites.

Fruncí el ceño, no entendiendo del todo a qué se refería. Lo sentí moverse ligeramente detrás de mí, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

-Déjame ponerte un ejemplo- dijo finalmente. -¿Cómo te sentirías si te dijera que dejaras de hablarle a Rose? ¿Cómo crees que te sentirías?

Mis manos se detuvieron por un segundo. Sabía perfectamente lo que él estaba tratando de decir. Rose era mi mejor amiga, una parte de mi vida que jamás estaría dispuesta a sacrificar. No podía imaginarme un escenario en el que Leo me pidiera algo así.

-Me sentiría mal, obviamente,-respondí, sintiendo un nudo formarse en mi garganta. -No me gustaría que me pidieras eso.

-Exactamente,-dijo Leo, su voz suave pero firme. -Así me siento yo cuando me controlas, Jennie. Cuando sientes que no puedes confiar en mí y me prohibes cosas.

Me quedé en silencio, dejando que sus palabras se hundieran en mi mente. Tenía razón. Había estado siendo demasiado controladora, y aunque tenía razones para sentirme insegura, tal vez había llevado las cosas demasiado lejos.

-Tienes razón -admití, suspirando. -He sido un poco… controladora.

En ese momento, sentí sus labios presionarse suavemente contra mi cuello, dándome pequeños besos que me hicieron sonreír, a pesar de la seriedad de nuestra conversación.

Tóxica -Jenlim - Jenlisa -GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora