SENTIMIENTOS

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Pov Aegon Targaryen

El crepitar del fuego en la chimenea era lo único que rompía el silencio de la habitación. Me encontraba recostado en el sillón, con una copa de vino en la mano y la mirada perdida en las llamas danzantes. La amenaza de madre, aún resonaba en mi mente como campanas, su voz implacable y severa se repetía: "Si descubro que han vuelto a cruzar una sola mirada o palabra con esos bastardos ¡Me encargaré personalmente de que su futuro de ellos sea verdaderamente miserable que desearán no haberlos conocidos a ustedes!"

El peso de esas palabras me había dejado inquieto, aunque no lo admitiría ante nadie. Desde joven había aprendido a reírme de las advertencias, a burlarme de las normas, a vivir bajo mis propios términos. Pero esta vez, había algo diferente en el tono de madre, algo que me dejó algo angustiado.

Justo cuando comenzaba a sumergirme en el alivio fugaz que el vino me ofrecía siempre, un suave golpe a la puerta me sacó de mi estado. Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió lentamente dejando ver a Helaena entrando silenciosamente a la habitación. Su figura delicada parecía aún más pequeña en el umbral, con su rostro pálido y preocupado.

- Aegon, ¿puedo hablar contigo? - susurró mientras se acercaba a dónde me encontraba.

No era común que Helaena viniera a verme, especialmente a esta hora de la noche. Su expresión de preocupación me desconcertó.

- ¿Qué pasa, Helaena? ¿Por qué estás aquí tan tarde? -Respondí en un suspiro mientras le indicaba que se sentará en el otro sillón frente a mí.

Helaena se sentó donde le dije con sus manos entrelazadas era un gesto que solía hacer cuando estaba nerviosa. Y pude notar los leves temblores en sus dedos, y algo en mi interior se tensó. Sus feromonas se encontraban algo alteradas, debía ser algo serio para que ella se encontrara en ese estado.

Helaena con pronunciación con voz temblorosa- Es sobre Elaena... se ha manifestado como una Omega dominante.

Esa noticia no me sorprendió porque fui yo quien la encontró en plena manifestación y quien la entrego a su madre. Pero era algo que la mayoría de las personas de la fortaleza no sabían y no deberían enterarse.

-Enhorabuena hay que ir a felicitarla- dije en un tono sarcástico. Algo que pareció molestar a Helaena, pero era lo mejor para ambos. Con la amenaza de madre en la mente, lo último que quisiera es que le hicieran daño ahorita que está indefensa o peor aún que madre quisiera proponer algún matrimonio para ella para alejarla de acá.

-Su celo es demasiado fuerte que ninguna hierba puede controlarla. Su fiebre no se controla. Rhaenyra está muy preocupada... dicen que parece estar enlazada con su destinado por su estado.

Las palabras de Helaena cayeron como una losa sobre mí. Sentí un nudo formándose en el estómago, una mezcla de miedo y de ira me invadía. Elaena enlazada con su destinado, tales palabras me alteraron tanto que llene mis aposentos de mis feromonas agrias.

Pensar que alguien podría reclamar a Elaena como su Omega, la sola idea me provocaba tanta furia que lo primero que quería hacer era correr hacia su habitación, y reclamarla para mí y mostrarles a todos esos bastardos alfas que ella era solo de él, sin importar quien fuera su destinado.

Pero mi otra parte racional me detenía, debido a la voz de su madre resonando en su mente, advirtiéndole de las consecuencias.

Las páginas del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora