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2 días antes de que Jungkook despertara. Reino del Norte.

La mirada de Seokjin se dirigió hacia el cielo azul y despejado de esa mañana, aunque se sentía el resplandor del sol este no era tan fuerte como para no querer exponerse bajo sus rayos. Los días soleados y calurosos en el Norte eran usualmente insoportables.
Por lo que, a su perspectiva, esa mañana hacia un buen tiempo, como para tomar el desayuno en el balcón al aire libre.

Bajó la mirada a la taza que reposaba en la pequeña mesa y revolvió su té con una pequeña cuchara en silencio. Al alfa le gustaban esos pequeños momentos de paz y soledad, aunque al principio luego de quedar incapacitado fue difícil acostumbrarse a estar solo, luego descubrió que le gustaba y más temprano que tarde se sintió natural estarlo.

Tomó la taza entre sus manos y la acercó a su boca, tomando un pequeño sorbo y musitando un bajo "mmm" cuando sintió el sabor en su paladar.
Era un té de menta y podía distinguir un poco de hierbas medicinales en su sabor.

Jimin debió prepararlo para sus dolores de cabeza ocasionales.

Ah, el omega había rondando más cerca de él desde hace varios días.
Antes se veían ocasionalmente para hablar sobre el asunto de su hermano y Jungkook, pero ahora que YoonGi dejó el Reino por unos días se han vuelto mucho más cercanos. Ha sido de gran ayuda para gestionar el enorme papeleo y ayudarlo con los asuntos administrativos.

Ahora puede decir que se acostumbró a su presencia. Hasta le extrañaba no ver esa cabellera dorada durante el día.

— Lamento la demora, su Alteza. Aquí están las galletas de mantequilla que solicitó. —  como si lo hubiera llamado con el pensamiento, el omega de cabellera rubia apareció luciendo el uniforme impecable y con esa expresión estoica que lo caracterizaba.

Seokjin solo asintió en agradecimiento y observó el plato con varias galletas. Todas se veían deliciosas.

— ¿No quieres una?

— No me atreveria, su Alteza.

Con una sonrisa amable, Seokjin negó.
— Toma una. — insistió. — Y para con las formalidades, Jimin, no sé cuántas veces tendré que decírtelo.

Las mejillas del omega se enrojecieron por la vergüenza, inclinándose torpemente en una reverencia corta.
— Lo siento, Alt- Seokjin, aún no me acostumbro.

— Mm, te acostumbrarias si lo usaras más seguido. Tengo fe de que cuando sea un hombre de muchos años, con canas y un semblante arrugado, puedas llamarme hyung.

Jimin río, el sonido de su risa fue relajante para el alfa. — Claro, podré decirle abuelo con confianza.

— Yah, solo Jin será suficiente. — el alfa arrugó la cara como si solo pensar en llegar a esa etapa de su vida y sobretodo el apodo en sí, fuera algo horrible. Pero aún así se rió, que Jimin le siguiera el juego era un avance.

— Siéntate, estás todo el día de pie. — señaló el asiento libre a su costado. — Descansemos un momento antes de empezar con el día.

Jimin dudó por un segundo pero al ver la mirada inquisitiva del alfa terminó tomando asiento en la silla libre, sus manos estaban perfectamente colocadas sobre su regazo con su espalda recta. Estaba algo nervioso y mantuvo su mirada fija en la hermosa vista que el balcón les ofrecía a los jardines del palacio y una vista panorámica del pueblo.

Seokjin observó el perfil del omega mientras se llevaba la taza a la boca, el pensamiento de que Jimin era bonito se quedó en su mente, tenía una nariz pequeña, una dorada cabellera rizada, pestañas largas, un lunar en el mentón y unos ojos qué siempre parecían tener todo bajo control.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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El Omega De La Corona | Yoonkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora