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Su día a día pronto se vio envuelto en una rutina pesada de la que JungKook buscaba huir en cualquier momento, creyó que su única utilidad era hacer de su matrimonio algo estético y servir para que el Príncipe heredara el trono.

Qué equivocado estaba.

Todos los días a las primeras horas del día sin falta Soobin estaba tocando su puerta, lo esperaba con otro par de muchachas sirvientes que se le fueron asignadas para cumplir con ciertos deberes que como omega "real" tenía que supervisar, asuntos tan banales que le hacían preguntarse si acaso era una nueva forma de humillarlo o de burlarse de él, porque ¿era necesario que él se apersonara a supervisar las gestiones domésticas del Castillo?

¿No había personas encargadas específicamente para eso?

En su antiguo hogar su madre se encargó de que todo lo que hiciera fuera estudiar sobre modales, ética y refinamiento, además de clases sobre como ser el omega ideal para complacer a un Alfa. Sabía que ella tenía otros cargos como supervisar la producción de alimentos o las miles de fundaciones benéficas para el pueblo, deberes que JungKook consideraba más importantes que tener que asegurarse que todo dentro del palacio funcione correctamente.

Como una ama de casa básicamente.

Tal vez eran las costumbres de este Reino, de todas formas la mayoría de omegas vivían bajo una sombra de estereotipos alrededor del mundo, pero él no quería que de eso se basara su vida.

Quería aportar en algo mucho más grande.

Despertó a causa de los conocidos sonidos en su puerta, sintiéndose completamente fastidiado mientras tallaba sus ojos para quitar los rastros de sueño musitando un "adelante" para que Soobin ingresara.

— Buenos días, Su Alteza.

— Qué tienen de buenos. — gruñó contra sus manos aún sin levantar la mirada, dándose cuenta segundos después de la forma en la que había contestado.

Quiso disculparse, pero Soobin estaba riéndose levemente. — Hace un buen día, su Alteza, si termina antes podrá hacer algo de su interés.

JungKook bufó.

— Eso mismo dijiste ayer y lo único que hice fue dormirme tan pronto fui liberado.

— Puede ser diferente hoy. — animó acercando su mano para despeinar aún más los cabellos del omega con algo que se definiría como aprecio.

Después se acercó a su closet para sacar las prendas que usaría hoy, su relación se había vuelto cercana en el tiempo que pasaban juntos, el beta siempre estaba atento a las comodidades del omega y siempre trataba de ayudarlo con lo que podía. JungKook se lo agradecía mucho.

Aún sin tener deseos de levantarse se quedó un momento viendo a la nada, específicamente al sofá-cama, las sábanas seguían desordenadas ya que YoonGi continuaba durmiendo ahí, últimamente era más difícil de ver a su esposo, cuando regresaba a su habitación estaba tan cansado que se dormía al instante así que no podía ver al alfa llegar.

Pero lo hacía, la prueba era el leve rastro de su aroma en la habitación.

Salía antes de que despertara y volvía al cuarto cuando Jungkook dormía, no podía evitar sentirse desilusionado por eso un poco.

— uh, ¿Y YoonGi? No lo he visto estos días. — se animó a preguntar después de una mini discusión en su cabeza mientras el beta acomodaba su camisa de tela, hoy usaba una fina seda de color azul y cuello alto, con mangas sueltas.

— Tengo entendido que su Alteza ha estado muy ocupado con la guardia real, han llegado nuevos reclutas y él es el encargado de probar sus aptitudes.

Un "mn" salió de sus labios, tiene sentido, había escuchado en algún momento que YoonGi además del puesto de príncipe heredero era algo así como un general en la milicia, él era quien lideraba las tropas.

El Omega De La Corona | Yoonkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora