A veces, simplemente abres los ojos y te das cuenta de que estás en un nuevo camino. Intentaré mantenerme optimista, pero es difícil en un mundo lleno de emociones grises. Ese hermoso destello dorado invade mi vista; lamentablemente, debo enfocarme en el camino que tengo por delante. Luego podré admirar ese amanecer honestamente.
Pensé eso antes de escuchar mi celular y contestar mientras manejo.-Sí, llegaré pronto. Estoy en la autopista, creo... Hay un árbol y un pájaro... -digo irónicamente, sin saber realmente dónde estoy.
-Delia, ¿estás perdida? Dime la verdad... -dice Brenda al otro lado del teléfono, medio preocupada.
-¿Perdida? -mientras miro el mapa de papel-. Tal vez, pero revisé la ruta y creo que llegué.
Un letrero con el nombre de la ciudad me da la bienvenida, es colorido y muy artesanal. Eso pude apreciar en los cinco segundos que me permitió mi velocidad.
-Es uno celeste y al lado de una tienda de mascotas, con un letrero de "Hostal Cielo".
-Ya entendí... Llegaré en 30 minutos, creo.
Bajo del auto y recojo mis maletas. Al caminar, soy un jarro de monedas andante. El sol de mediodía quema un poco, pero el aire fresco sugiere un buen comienzo. Voy a la recepción y hablo con la señorita que atiende.
-Disculpe, ¿el apartamento 26? -pregunto con una sonrisa cálida.
-¿Es la nueva inquilina que se alojará con la señorita Brenda? ¿Me puede mostrar su identificación? -dice la recepcionista, muy educada.
-Sí, soy Delia Ferry... -respondo mientras entrego mi carnet.
La recepcionista lo ve y me deja pasar. En el espejo del ascensor sacudo mi ropa y trato de verme un poco más presentable. Toco la puerta y, apenas me abren, puedo sentir un abrazo que definitivamente me da vibras de cachorro.
-Brenda, ¿cómo estás? -digo mientras la abrazo dando saltitos de alegría.
-Más relajada ahora que llegaste. Anda, cámbiate. Te mostraré este pequeño paraíso escondido; créeme, tiene su encanto.
Entro y me acuesto en el mueble sin fuerzas; no quiero salir aún. Solo deseo dormir hasta el día siguiente. Brenda es muy enérgica y me sacará esta noche.
-¡Te dije que de pie! -dice, muy decidida.
-Necesito media hora para acostumbrarme; aún es temprano. Si salimos a las 7 p.m., estará bien -respondo haciendo pucheros.
-Está bien, come algo al menos. Ahí está la comida; sírvete tú misma y yo guardo tus maletas en tu cuarto-dice y me sonríe con la mirada.
Voy a la cocina y me sirvo un plato de sopa de tomates que huele delicioso. Me siento en la mesa, miro todo el departamento; me gusta la decoración: blanca y llena de mariposas de papel.
Por un momento, algo en el balcón me llama la atención, me acerco y veo hacia abajo... Todos se ven tan pequeños, y aun así, todos parecen saber a qué dirección se dirigen. Extrañaba mucho a Brenda, pero ahora... ¿Fue una buena idea venir?
Estaba tan cómoda en casa de mis padres, asistiendo a cursos de pintura por diversión y ayudando en el negocio familiar. En el fondo, me sentía un parásito sin objetivos y eso me empujó a salir de mi zona de confort.
Al mirar abajo, sé que esas personas se dirigen a algún sitio predestinado y a diferencia de mí, sus piernas nunca tambalean... Me paso la tarde esperando que algo interesante ocurra. Pero la vista del balcón es la misma, yo observo y el resto avanza. No espero cambiar, solo encajar y, si tengo suerte, pasar desapercibida.
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El Aroma de un Chico
Romance"Un destello de luz puede esconderse muy lejos, pero solo lo sabrás hasta tener la valentía de alcanzarlo." El sonido nostálgico de las campanas resonó en mi cabeza, un joven de cabello negro y ojos miel que entró sin avisar en mi vida, y yo, Delia...