Cap 10 : Consecuencias de un Beso

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Entro a mi cuarto e intento hundir mis recuerdos entre las sábanas. Al día siguiente, me levanto algo tarde, sigo con la ropa del día anterior y me miro al espejo del baño, frustrada. Mi máscara de pestañas está corrida y me desmaquillo. Al limpiar mis labios, siento un pequeño dolor punzante. Al revisarme más de cerca, veo un pequeño corte. Oliver me mordió. Mis ojos divagan avergonzados por los jabones y cremas. Me ducho, dejando que el vapor me tranquilice y el agua caliente resbala por mi piel.

Mi día transcurre lleno de pensamientos tontos mientras arreglo mi manicura y lidio con esa sensación vomitiva en mi estómago, reclamando mi irresponsabilidad de la noche anterior.

Mis recuerdos están algo borrosos, pero son suficientes para hacerme suspirar por Oliver. Hace mucho que no besaba a un chico.
Detesto pensar en el berrinche, solo para después besarnos.

Me siento tan pequeña a su lado, y terminé confesándole que tengo celos de él, que siempre está dos pasos delante de mí. Creo que no fue la mejor frase. Más que celos, lo admiro de una manera que no logro entender. Su personalidad y vida parecen perfectamente acomodadas en un rompecabezas de arena. Los celos naturalmente se asocian con un sentimiento negativo.

Antes no sabía cómo me percibía Oliver, y aún no sé si eso cambió después de nuestro beso. Solo puedo suponer que también le gustó esa pequeña muestra de afecto; anoche se aseguró de que sus caricias quedaran grabadas en mi memoria. Incluso en su ausencia, mi cuerpo seguía deseando más.

Agradezco que solo fueron unos besos. Si le hubiera insinuado ir a otro lugar, estaría muerta de vergüenza. Aunque no estoy segura de si Oliver hubiera aceptado esa propuesta en ese momento; incluso ebrio, es muy responsable de sus acciones... y eso solo lo hace más atractivo para mí.

Debería poner los pies en la tierra; todo chico normal quiere besar a alguien en su cumpleaños.

En un suspiro pasan los días y me doy cuenta de ello mientras camino hacia la cafetería. A pesar de haberme duchado y de que sea una mañana fría, no puedo dejar de sudar. Estoy nerviosa por la actitud que Oliver podría tener conmigo.

Ya me ha pasado antes que, después de besar a alguien y volver a verlo, su comportamiento cambie. Las actitudes cortantes o muy secas son comunes. Solo espero no perder mi amistad con él; es mi única motivación.

Estoy a una cuadra de la cafetería, pero no puedo caminar más. Mis piernas tiemblan y aprieto la mandíbula. Me desvío hacia un pequeño callejón y me derrumbo a llorar. No quiero ver cómo Oliver me tratará, no podría soportarlo...

Mis palmas siguen apoyadas en el suelo y pequeñas piedras se incrustan en ellas. No me hacen daño, pero las sacudo rápidamente. Respiro lo más lenta y calmadamente que puedo, pero no logro calmarme. A veces, cuando me pongo muy sensible, mis manos duelen... los huesos me arden.
Al sentir eso, me doy cuenta de lo mucho que me importa la opinión que él tenga de mí. Bueno...
La opinión que todos tengan sobre mi

No sé cuánto tiempo ha pasado. Las personas pasan y me miran raro. Lo último que necesito es ser juzgada por desconocidos. Sé que debo reponerme; no deseo que Oliver me encuentre aquí y piense que estoy intentando crear una escena para obtener su simpatía. Levanto mi mano y soplo aire frío en mi pulgar. Es una de las cosas que me calma. Me levanto y sacudo mi ropa. Saco un pequeño espejo y retoco mi maquillaje, humedezco mi cabello con el agua de mi botella y me peino. Me pongo perfume y finjo una sonrisa. Mis ojos siguen hinchados, pero puedo justificar eso con una pequeña alergia por el frío.

Entré a la cafetería nerviosa y mis pensamientos revueltos, lo que veo me asombra: Rose ha vuelto de sus vacaciones y Oliver, prácticamente temblando, sostiene un bebé en sus brazos. Me acerco y le sonrío a Rose.

El Aroma de un ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora