Cap 11 : Subida y Bajada

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Oliver me mira neutral. Se acerca y me habla:

—¿Estás enojada conmigo, Delia? —pregunta con un tono de voz suave.

—¿Por qué estaría molesta contigo?

—Creo que por mi comportamiento de hoy.

—Me pareció divertido, me pregunto cómo reaccionarías a situaciones que te pongan en un lugar incómodo.

—¿Podemos hablar del beso? —me pregunta mirándome a los ojos.

Su respuesta me toma por sorpresa y camino nerviosa, escondiéndome en la bodega.
Aqui no me encontrara con sus preguntas imprudentes.
Leo las etiquetas de los tipos de chocolate intentando distraerme y escucho la voz de Oliver buscándome. Es casi como jugar a las escondidas, tierno hasta que Oliver canta una canción infantil sobre un picnic de osos en el bosque, con un tono espeluznante.

Respiro y no puedo contener la risa, me acerco a él y le toco el hombro.

—¿Te asustaste? —pregunta, pone su mano en mi barbilla suavemente.

—Mientras no tengas una escopeta, claro que no, pero fue interesante escuchar eso.

—Delia, si no deseas tocar el tema del beso, dímelo, solo no te atrevas a evitarme.

—Si sigues siendo tan directo, mi corazón va a detenerse.

—No me gusta irme por las ramas cuando hay un problema, especialmente si es con alguien que aprecio.

—Sí, ya lo he notado perfectamente. 

—Entonces mírame y dime qué ocurre, pareces un ratón asustado. 

—¿Y debo suponer que tú eres el gato? 

—Sí, lo soy, y este gato te comerá si no me dices qué te ocurre. ¿Tanto te desagradó que nos hayamos besado?

La expresión de Oliver al decir eso consiste en fruncir las cejas y dejar su boca abierta. Amaría tomar una foto de eso.

—Me encantó, pero no sé cómo sentirme... 

—Creo que acabas de decir que te encantó —dice mientras me toma suavemente de la cintura.

Mis manos tiemblan ligeramente y las pongo en su pecho. Aunque intento verme neutral, sonrío nerviosa al sentir el calor de sus manos, y mi mirada va al suelo. El ambiente en la bodega es tan silencioso ; adoró el aroma a cacao tostado en los estantes, y la luz cálida hace que nuestra cercanía corporal aumente.

—Oliver, espera un poco... 

—Tranquila, solo era una broma —dice mientras levanta sus manos y me sonríe.

—Está bien, deseas que sea directa, lo seré. Me atraes, pero no sé si quiero algo contigo o si necesito que esos besos se repitan. —Apretó mis labios y lo miro a los ojos —Tal vez no lo necesito, Oliver. No me quiero arriesgar... —respondo después de un largo suspiro, muy decidida.

Oliver sonríe, visiblemente impresionado por mi franqueza. 

—Eso fue música para mis oídos. Salgamos de este lugar.

Oliver me cede el paso y camino hacia afuera lentamente. Él me susurra:

—Estoy orgulloso de ti, mi Delia —con un tono de voz profundo.

—¿Por qué? No hice nada bueno, básicamente te rechacé. 

—Tú sabes lo qué hiciste, pero no es necesario que lo admitas.

Oliver se adelanta y organiza sus cosas, y hago lo mismo para dejar cerrada la cafetería. En la entrada, con las luces ya apagadas, Oliver me toma de la mano y me hace caminar a un lugar. No sé adónde me lleva, pero estoy ansiosa por averiguarlo.

El Aroma de un ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora